Restaurante La Cantinella en Valencia
Restaurante La Cantinella
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
35 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
8.4
Precio medio entorno ENTORNO
6.1
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
licor de cuatro citricos
Opiniones de La Cantinella
OPINIONES
13

Antes de nada, debo pedir disculpas por el retraso, ya que la visita de esta crónica data de hace casi 3 meses. Día de celebración de aniversario, volvemos a apostar por caballo ganador y elegimos La Cantinella. Llegamos puntuales, nos reciben y acomodan en la mesa que previamente habíamos reservado, puesto que ese día el local estaba al completo.

Nos enseñan las nuevas cartas, que por cierto no habíamos visto todavía, ya que siempre acabamos preguntando directamente a Enzo o a sus hijos, por las recomendaciones del día. Tras ojear la carta, llaman nuestra atención los menús de tierra y mar, que imagino que algún probaremos, puesto que tras cantarnos las “delicias” del día, caímos rendidos y pasamos verdaderos aprietos para poder concretar la comanda entre las siguientes opciones de pasta fresca:

1.- Scialatelli de cigala, tomate volcánico y cayena
2.- Spaguetthi a la carbonara con trufa **
3.- Pasta con tomates amarillos de Nápoles, albahaca y ricota
4.- Pasta con un variado de marisco gallego

**Se me ocurren muy pocos escenarios donde me atrevería a pedir una carbonara fuera de casa, pero tras la explicación recibida tampoco se me ocurre ninguno mejor. Al extrañarme sobre la ausencia de algún plato de pasta con trufa blanca les pregunté por ello y, según me explicaron, este año no habían podido obtener trufa blanca de la calidad necesaria, por lo que no la ofrecían. Por el contrario, disponían todavía de una pequeña cantidad que mezclaron con huevo al vacío durante una semana hasta obtener el máximo sabor posible y de este modo habían modificado (mejorado diría yo) la receta clásica de la carbonara. Esta nueva “carbonara trufada”, se convirtió al instante en un nuevo favorito y además en posiciones top.

Volviendo a la comanda, finalmente nos decidimos por lo siguiente:

1.- Ensalada de pulpo
2.- Scialatelli de cigala, tomate volcánico y cayena
3.- Spaguetthi a la carbonara con trufa
4.- Tarta cheescake “estilo americano”
5.- Vino blanco Karmis (Sardegna)
6.- Café e infusión

Hacía tiempo que no pedíamos su fabulosa ensalada de pulpo y teníamos algo de mono, por lo que dejamos la burrata para la próxima (creo que en la carta se llama pulpo napolitano o algo así). Es una receta sencilla, pero muy destacable, perfectamente aliñada con AOVE, ajo y cítrico que potencian el sabor del pulpo y de las gambas. Se acompañó de un notable pan con el que terminé rebañando, en primera instancia, el final de la ensalada y en segunda, las salsas de las pastas. Hay que probarla. Para beber nos dejamos recomendar y trajeron un vino de la Sardegna, que acompañó perfectamente la comida, aunque sin llegar al excelente nivel del Greco di Tufo de anteriores visitas.

Sobre los Scialatelli, poco hay que pueda añadir a mi post anterior, salvo que en esta ocasión nos presentaron con todos los honores, a la señora cigala que posteriormente iba a deleitar nuestros paladares. El punto picante de cayena (al gusto) le añade una chispa de alegría, a un plato que de por sí, ya es una delicía. Si la carbonara merecía un aplauso, éste puso al público en pie.

De postre, a pesar de romper un poco el ambiente napolitano, en esta ocasión optamos por una tarta de queso al estilo cheescake americano, con la que María había estado experimentando esa semana, consiguiendo una tarta de una densidad apreciable y una base de galleta formidable. Para terminar, café e infusión.

A pesar de haber ido muchas veces, todavía hoy no deja de sorprenderme el contraste entre la sencillez de algunas de sus recetas y el impresionante sabor que destila cada una de ellas. En mi opinión, sin duda es el local de referencia en Valencia para este tipo de cocina y, junto con l’Alquimista (que por fin he podido visitar recientemente y cuya crónica tengo pendiente) representan las propuestas más genuinamente italianas en la ciudad.

Muy cerquita de casa pero no lo conocía. Local amplio, de colores claros -domina el blanco- y en el que llamaron mi atención elementos de decoración que me recordaron a aquellos restaurantes de los años 70 con aire lujoso. También el servicio, con ropa oscura, aparece inicialmente clásico e incluso algo recargado, si bien es cierto que durante la cena la sensación se atenúa. Supongo que es la falta de costumbre ya que estos servicios clásicos que marcan tanta distancia con el cliente son poco habituales. Elegimos el menú Tierra (30 € pax) pensando dejar para una próxima ocasión nuestra aproximación a la cocina napolitana del mar. El menú no es cerrado y dependen de los productos del mercado, de modo que responde a la calidad de la materia prima encontrada, pero todos los platos estaban ricos, sin que hubiera ninguna que llamara especialmente mi atención. Tomamos un vino siciliano, Segreta blanco. La carta del vino no es muy extensa pero tiene cosas interesantes, especialmente de Italia. El servicio del vino correcto. Repetiremos.

Comida de celebración de aniversario, por un día no me apetece arriesgar y elijo uno de mis lugares de referencia, La Cantinella. No está en la zona de moda, ni en el barrio más pudiente pero sin duda es una de esas joyas que tiene Valencia y que hay que cuidar como se merece.

Hace ya algún tiempo que quería escribir una reseña sobre este local, puesto que lo he visitado en diversas ocasiones así que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, describiré la visita efectuada al local, pero apuntaré una breve (aunque gráfica y emotiva) sección al final con aquellos “greatest hits” de ocasiones anteriores, para que podáis tener una visión algo más amplia de la oferta del restaurante. Como veréis se trata de una cocina directa y sincera, donde la calidad del producto prima sobre cualquier otra cosa.

Primero que nada, debemos aclarar algunos conceptos ya que no se trata de un restaurante italiano como podría parecer a primera vista, sino de uno napolitano. Puede parecer lo mismo pero no lo es. Obviamente la carta ofrece múltiples variedades transalpinas en general, pero tras un primer vistazo podemos observar que las especialidades “tiran al sur”. Sin duda, lo mejor es no elegir de la carta, sino esperar a que venga Enzo y nos recomiende alguna de esas “rarezas” que a veces tiene fuera de la carta según mercado.

Vaya por delante que, a pesar de ser un incondicional de la cocina italiana, realmente no soy asiduo porque estoy cansado de salir escaldado. Por lo visto, está permitido que a cualquier sitio se le ponga el letrero de “italiano” sin recibir al menos una imputación por ello (ahora que el término está tan de moda).

Una de las especialidades de este sitio son los tomates volcánicos de la región de Nápoles que utilizan en muchos de sus platos. Soy consciente de que, a priori, un plato de pasta con tomate no parece la quinta esencia de la cocina si nos ceñimos simplemente a la descripción literaria, pero eso cambia radicalmente cuando pruebas esa pasta con ese tomate. Se trata de una variedad de tomate muy particular de tamaño reducido y de excelente sabor y nula acidez. Sirva como referencia, que son bastante similares a la típica “tomata de penjar” del norte de Castellón, aunque esta última se utiliza casi en exclusiva para el pan con tomate.

Como dice el refrán que una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo un pequeño reportaje.

Entrantes

1.- Pesce spada affumicato. Espectacular
2.- Croquetas de bacalao. Muy buenas, 100% bacalao.

Pasta

3. Scialatielli de sepia, tomate volcánico y alcachofas. Como diría alguien en dos palabras, im-presionante
4. Tagliatelle a la boscaiola.
5. Greco di tufo

Me voy a detener en este punto, para comentar como es debido los scialatielli. Se trata de una variedad de pasta que no es muy habitual encontrar comercializada pero, en caso de que tengamos esa suerte, hay que fijarse bien en la composición, ya que según la receta tradicional se elaboran con sémola y casi nunca la llevan. El corte de la pasta es similar a los tagliatelle pero algo más gruesa. El resultado es una pasta consistente que hay que “morder” en cada bocado, pero que resulta altamente adictiva porque permite “saborear” perfectamente la pasta además de la salsa. La amplia gama de pastas caseras que ofrecen, además de permitirnos probar pasta de muy alta calidad, también nos permite disfrutar de estas variedades tan poco habituales.

Un pequeño contratiempo familiar, nos obligó a saltarnos los postres, así que os dejo mi favorito en los Greatest Hits. Cafés y un interesante chupito de 4 cítricos que elaboran ellos mismos, concluyeron la visita.

Greatest Hits

A.- Burrata
Sin lugar a dudas, es un must have. No soy precisamente aficionado a las peregrinaciones, pero sería capaz de hacer el camino de Santiago, si en lugar de una zanahoria ataran una de estas burratas a un palo.

B.- Ñoquis de patata violeta
Vale, no soy objetivo y me pirran los ñoquis, pero nunca los había probado con ese punto exótico. Repetiría más veces, pero por desgracia no están en la carta habitualmente, aunque quizá si se lo pides a Enzo con tiempo....

C.- Fusilli a la trufa blanca
No tengo palabras. Mi primera vez... con trufa blanca.

D.- Pannacotta de acceto balsámico y albahaca
A pesar de ser una bomba calórica en toda regla, tiene ese punto de “poco dulzor” de los postres orientales. Para aquellos que somos inmunes a los encantos de la glucosa, es un postre sensacional.

E.- Ensalada de pulpo. Inexplicablemente no tengo foto de este plato, pese a haberlo pedido casi todas las veces que he ido. Otro must have.

Desde hacia mucho tiempo teníamos ganas de comer en un italiano, y gracias a la recomendación de un buen entendido en dicha cocina nos animamos a visitar uno de los mejores restaurantes italianos de la comunidad, un napolitano genuino, un restaurante del cual hay buenas criticas en Verema que por supuesto sirvieron también a la hora de tomar la decisión de visitarlo.

Llegamos al local sobre las 14:30 h. Nos recibe Enzo y nos acompaña a nuestra mesa. Sendos Martini (no habia Perucci, jeje) nos acompañan mientras ojeamos la carta de comidas y vinos, esta ultima dotada de buenas referencias a muy buenos precios. No es una carta amplia pero si suficiente. El local es propiedad de una familia napolitana y lleva abierto 8 años. El entorno es intemporal y con claros guiños de la riqueza cultural que tiene dicha ciudad. Me gusta su diseño.

Volviendo a la carta, la verdad, cuesta decidirse ante platos de apariencia tan apetitosa. Dispone de 2 menus degustación, uno denominado “tierra” al precio de 30 € y otro “mar” a 40 €. Optamos por el primer menú mientras damos cuenta del vermouth acompañado de unas deliciosas olivas napolitanas denominadas localmente como “redonda de España”.

Empezamos:

- Croqueta de berenjena con mozzarella ahumada.

Uno de los platos clásicos del local. Sencillamente perfecta en todos sus componentes. Me indica Mara que va de cabeza a la ruta de las croquetas (creo que este mes por fin saldrá tan esperado post).

- Secreto ibérico con salsa porcini.

- Pimiento relleno con mozzarella y jamón york.

- Calabacín en escabeche.

Visualmente llamativo, gustativamente impresionante. Todos los ingredientes armonizan a la perfección. Es evidente que la materia prima es de primerísima calidad.

- Tagliatelle boscaiola (setas silvestres, longaniza y tomate napolitano).

- Ravioli relleno de requesón de búfala y hoja de espinaca con salsa de gorgonzola y mascarpone.

Una pasta sublime, perfecta elaboración + perfecta textura = perfecto sabor. Verdadero SABOR, vale la pena cerrar los ojos y recrearse con cada bocado. Imposible no conservar esa sensación en nuestro “disco duro”.

- Tarta Caprese (chocolate negro y almendra).

- Helado de fresa casero.

Bodega:

- Castel Firmian 2012 (Pinot Grigio).

Un vino fresco sin mucha profundidad pero con la estructura suficiente para lidiar con todos y cada uno de los platos.

No quiero dejar pasar por alto la labor de la Mamma Maria en los fogones. Para mi era un placer escuchar desde la mesa su labor en la cocina. Aquí todo lo elaboran al instante y todo el material con el que trabajan proviene de su tierra. Ella lo hace todo, hasta incluso elabora el licor casero. Ahí viene, hay que aplaudirla porque nos ha hecho felices y eso es impagable. Cambiamos impresiones, nos cuenta y argumenta, nosotros escuchamos y opinamos. Se marcha a descansar llevándose nuestra ovación interna y sobretodo nuestra admiración.

- Licor 4 cítricos (limón, Lima, naranja y mandarina).

- Café

Se sienta Enzo con nosotros. Diseccionamos la gastronomía en general, analizamos el porqué hoy en dia es casi imposible encontrar autenticidad y tipicidad gastronómica italiana en una ciudad como Valencia. Hay muchos si, pero ¿cuantos pueden alardear de Denominación de Origen? La charla transcurre hasta las 18 horas, creo que ya va siendo hora de que todos recojamos bártulos. Nos vamos tal y como hemos llegado, viendo un local vacío, pero ahora que ya lo conocemos podemos decir que está repleto de pasión, y eso es lo que nos llevamos a casa.

Me resulta imperdonable que haya tardado tanto en conocer este interesante restaurante.Cuántos italianos desearían tenerlo en su ciudad. Un auténtico como auténtica es la encantadora familia que lo dirige.Me comentaba un amigo que viaja mucho a Italia que la cocina napolitana es la que caracteriza mejor la gastronomía de este hermoso pais.Por descontado, y la Cantinella es un ejemplo.De visita imprescindible y seguro que repetirán. Como yo. A la cocina, los productos de calidad, añado la exquisita atención. Con los 35 € no me privé de nada.Bravissssimo.

Creo que es un restaurante imprescindible en Valencia si se quiere probar auténtica comida napolitana.
Su ubicación (alejada del centro u otras zonas más comerciales) hace que no suela estar casi nunca lleno.
Comida casera, pasta realizada por la mismísima "mamma" y una correcta carta de vinos italianos, españoles y de otras zonas del mundo.
Hasta las olivas de aperitivo son traídas de Nápoles.
Muy buenos postres y Limoncello casero de 4 cítricos.
Totalmente recomendable.

El restaurante es un local amplio y mesas separadas. El personal muy correcto. Después de leer y escuchar las diversas opciones, nos deicimos por un carpaccio de alcachofas y sepia al centro, y unios raviolis de bacalao y tomate, y otros de setas con parmesano. Todos los platos muy buenos. Bebimos vino por copas, cerveza y refrescos. Finalizamos con un tiramisú fantástico y cafe del tiempo muy bien preparado.

Volveremos seguro

Salón amplio y bien iluminado. Vajilla, cubertería y mantelería correctas. Trato muy familiar. Cené en compañía de unos clientes asiduos y, por tanto, no pedimos la carta. Nos cantaron los platos y elegimos aquello que más nos llamó: croquetas de berenjena y salteado de mariscos para compartir. Raviolis de bacalao y canelón de marisco como segundos. Selección de postres para acabar. Todo a un nivel más que aceptable: sabroso, casero, caliente... Rico. El pan también excelente.

La carta de vinos es suficiente para el tipo de local. Pedimos Pujanza y no quedaba. Casa la Ermita Petit Verdot (25€). Dan a probar y dejan en la mesa.

La RCP no sé valorarla exactamente, puis fui invitado, pero calculo que unos 35 euros, con cervezas, cafes (expresso muy rico) y limoncelos (invitación, supongo).

Segunda incursión en este restaurante, tras una primera muy buena impresión de la primera visita.

Personalmente no voy a los italianos porque no me gusta el queso. Pero en este caso tras un excelente trato me aconsejaron y cambiaron los ingredientes para mi manteniendo los de los demas comensales. ¡Es de agradecer, y además significa que lo cocinan al momento!.

De entrantes nos dejamos aconsejar y nos saco unas crocretas de berenjenas muy sabrosas, pero una un poco pasada de cocinada. Unos montaditos de solomillo, calabacin, tomate y parmesano (excepto para mi). Acompañado con un vermentino siciliano.
De segundo canelones y macarrones muy buenos. La salsa de tomate era natural.

Buena calidad. Aconsejable.

Aunque la zona no satisface mucho, es el restaurante que mejor simula nuestra cocina napolitana más tradicional. ¡Lo dice un napolitano de pura cepa! Y tampoco les faltan intuiciones innovadoras. Maria, el Maradona de la cocina (así le llama un buen amigo), Reproduce de manera tan perfecta los sabores, estando tan lejos de su patria, que anula toda lejanía… Seria como intentar preparar una paella de pollo y conejo estando en Nápoles y sin bachoqueta ni garrofones (no se si lo escribo bien). Ella se hace llegar hasta el último detalle e ingrediente. Verán tomates del Vesuvio, autentica mozzarella de búfala, variedades de verdura en España inexistentes. Y además le pone una dosis de muy buena mano. Un servicio bueno y una buena atención. Carta de vinos no muy extensa pero bien articulada. Lastima que los vinos italianos se encarezcan tanto por el transporte. Un sitio optimo si no les alcanza el presupuesto a reservar vuelo y hotel para un viaje gastronómico a la península italiana…

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