Restaurante Calima en Marbella
Restaurante Calima
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
100,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
171 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.3
Comida COMIDA
9.0
Precio medio entorno ENTORNO
8.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.3
nada es lo que parece , esto no es un postre
Opiniones de Calima
OPINIONES
26

Proyecto de Dani Garcia, super recomendado nacional e internacionalmente.
Mi experiencia fue buena, pero con el bombo que le dan me esperaba muchisimo mas, creo que hay restaurantes a un nivel superior en la provincia como el Mesana del guadalpin marbella y no le dan tanto bombo como al de Dani, aunque es verdad que Calima lleva poco tiempo abierto.
Menu degustación que constó de 13 platos (demasiado pequeños) entre los que destaco el gazpacho de cerezas, el foie con queso, y sobre todo la fritura de pescado.Eche en falta unos snacks al principio y unos petit four o chocolates para acopañar mi cafe al final, por cierto los postres fatal no estan al nivel de un restaurante que busca la esrella michelin. Creo que el menu no justifica su alto precio.
El servicio mal dirigido, y poco atento, nos quedamos en repetidas ocasiones sin agua, pan, aceite y lo teniamos que pedir nosotros para que repasaran, cuestion inaceptable en un resturante de mas de 110 euros el cubierto.
El sumiller nos recomendo bien, un verdejo de rueda y un tinto de sierras de Málaga, pero despues se olvidó de nosotros.La carta de vinos si tenia buenos precios.
Lo mejor del restaurante es su espectacular terraza( preciosa).
La vajilla, cristaleria etc.. preciosa tambien.
Una cosa super incomoda, sobre todo para personas mayores como es mi caso, es la escalera tan grande que tienen para entrar y salir del restaurante, creo que es demasiado pesada y peligrosa despues de una cena.

muchas gracias.

En un marco como es una terraza sobre el Mediterráneo, con la luna iluminando el mar, la fragancia de la brisa marina envolviéndote y escuchando el susurro de las olas se desarrolló una de las mejores cenas de mi vida. Empezando por un menú degustación soberbio, equilibrado, con una sorpresa tras otra, perfectamente calibrado... siguiendo con un servicio soberbio, super profesional, atento... es complicado narrar y describir todas las sensaciones acontecidas. Bien, vamos al grano y a comentar la chicha del asunto. El menú: Turrón de foie y lima, Maki de urta a la roteña, Gazpacho de cerezas con nieve de queso y anchoa, Milhoja de foie, manzana y queso de cabra, Ajoblanco de melón y coco, Ensalada de primavera con cañaillas, langostillos y palomitas de aceite de oliva, Carabinero con caldo de morcilla y patata, La pringá del cocido, Nitro de verano, Lubina al espeto y Ravioli de rabo de toro. Los postres fueron un té con maracuyá y helado de eucalipto y un Cortadillo de Bienmesabe. Lo más genial de todo es que, de los 12 platos, ninguno estaba por debajo de la media, ninguno desentonaba y todos llevaban el sello inconfundible de Dani. Por destacar alguno, más por gusto personal que otra cosa, el maki de urta y la lubina, cuyo punto era, sinceramente, sublime. Lo del nitro de verano es mención a parte.

El camarero llega con una bandeja con 4 copas de coctail con una gelatina de sangría y vainilla, un sifón y una caja con... nitrógeno líquido! Y prepara unas palomitas de pera Williams en directo delante del comensal. Un espectáculo. El servicio del vino es de libro, con una carta dividida en seis tomos y un carro de vinos de aperitivo sublime, 3 o 4 champagnes y 3 o 4 Jereces, destacando entre los primeros el Dom Perignon Vintage 96 y el Laurent Perrier Rosé. Nosotros tomamos una copa de este último y, a continuación, una selección del Sumiller: Botani 2004, elaborado por Alois Kracher, un moscatel seco francamente bueno. A continuación un Vallegarcía Viognier 2002, quizá algo falto de expresividad en nariz, Vinya des Moré 2003, de baleares, 100% pinot, correcto, y un Pago de Tharsys 2002 también a buen nivel. Con los postres, una joya, cortesía del sumiller: Inniskillin Icewine Vidal Gold Oak 2004. Impresionante. Sin palabras. Además que es el único que, según el sumiller, bebe Dani. El servicio de sala genial, de los que quitan el hipo, ningún fallo, todo el rato pendientes, no faltaba nunca de nada, francamente sublime... También comentar que a nosotros sí nos ofrecieron unos pequeños petit fours con el café a diferencia de los anteriores comentarios. El precio, 140 euros por persona que, para lo que comes y bebes y donde lo comes y bebes no resultan un gran exceso. En fín, una experiencia increible y que merece la pena vivir en persona.

Yo fui hace cosa de un mes y fue excepcional, entradas muy buenas -la semola es un espectaculo- , increible las puntillitas con patata negra y gazpachuelo, y no hablo de las torrijas de postre que explotan en la boica y de repente se deshacen , antitesis de la evidente pesadez de las traicionales torrijas. Un verdadero desafío , un espectaculo. ME quejo del ofrecimiento del aperitivo, un excepcional LAurent Perrier Rosé, servido a su temperatura, pero luego en la cuenta a 15€ la copa. NUnca me ha gustado que me ofrezcan algo como cortesia de la casa y que luego me la claven, y mira que creo que para lo que es el restaurante el precio final fue razonable(95€ por persona). PAra no perderselo

Coincido plenamente con la opinión de Blitz.

Las únicas "pequeñas" pegas a nivel de la cocina fueron los aperitivos, sólo nos trajeron unas patatas fritas (chips) dispuestas muy monas en un cucurucho, pero que no estaban a la altura de la comida que nos sirvieron a continuación. Y tras una comida con un nivel muy muy alto, se echa en falta acompañar con algo (p.e. unos petit four) el café (como comenta Blitz).

Del local también coincido con Blitz, la única pega es la insonorización. Había una celebración de un cumpleaños (eran unas 25/30 personas) y el jolgorio era algo molesto. Deberían tener algún comedor privado para este tipo de celebraciones.

Nuevo proyecto de Dani García, el joven cocinero que se dió a conocer en el Tragabuches de Ronda.
La experiencia puede calificarse de excepcional:
- cocina andaluza reinterpretada
- utiliza el nitrógeno líquido para muchos de sus platos, creando nuevas texturas para ingedientes tradicionales: granizados, polvos helados, fritos sin aceite...
- el menú degustación constó de 13 medias raciones, entre las que destacamos la ostra "Sherry Marry", la sémola helada de aceite pan y ajo, el gazpacho de cerezas con nieve de queso fresco y el lenguado frito. Presentó también su clásico queso de Ronda con foie y manzana caramelizada.
- pena que no se ofrezca ni un mínimo detalle para acompañar el café.
- el somelier ofreció, a petición, una pequeña selección de vinos andaluces muy interesantes. Entre ellos: Schatz (Chardonnay. Ronda). Aromático y con cuerpo. Curioso y muy agradable. Los Aguilares (Pinot Noir, Ronda). Mediterráneo. Interesante.
- elegante cubertería italiana. Cristalería Riedel.
- si no fuera por la mala insonorización, el local sería perfecto, decorado con gusto, con buena distancia entre mesas y vistas al Mediterráneo.
- servicio joven pero muy profesional.

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