Nuevo Molino pone a disposición del cliente todo lo esperable en un gran restaurante: vajilla, servicio, establecimiento sobresaliente, amplia bodega y por supuesto alta cocina. El local está lleno de posibilidades, todas factibles sin perder el buen gusto , la elegancia, la confortabilidad y la clase. No perderse el café, copa o puro en la capilla. La disposición en mesa es sobria, limpia, clara y cómoda. Amplia vajilla, versátil, buena y distinguida. Amplitud entre mesas que preserva intimidad sin frialdad. La carta de vinos recoge una parte de lo que hay en bodega.A los aficionados, decirles que elijan el vino en la pequeña pero preciosa bodega. Su servicio es correcto, sin excesos pero más que suficiente. Punto y a aparte el servicio: excelente. Cristalizado en Elvira guarda ese dificil equilibrio a veces mencionado, de simpatía, amabilidad, respeto y elegancia con un deseo palpable de que el cliente disfrute sin estridencias ni invasiones. La cocina tiene un hilo conductor en el que sin una imaginación o creatividad desbordada, trata de dar la vuelta a platos tradicionales, desarrollarlos pero sin perder su esencia( rabo de toro). No sería justo, si no mencionara la copa de yogurth, foie, pato y melón, plena de creatividad y provocación, guardando fidelidad y respeto a cada producto que lo componen, en sucesión armónica y contrastes de texturas realmente sensacional. Y por supuesto al final de cada bocado surge: esto está.... riquísimo. Por lo tanto un gran restaurante que hay que disfrutar al máximo, interaccionar con él y tratar de disfrutarlo en toda su extensión
Ya no entro a un restaurante sin libreta ni ojo crítico.
Así pertrechado entro en mi Molino de Puente Arce, ahora llamado Nuevo Molino. Veinte años después y en mesa de esas difíciles con diez comensales.
Me encuentro con una sala y cocina sin cambios aparentes.
Servicio perfecto a la entrada y manteniendo alto el nivel durante toda la cena. Ballet dirigido a la perfección por sutiles miradas del sumiller/maitre. Un diez.
No me extiendo en cocina y dejo a los amigos de Verema que sean ellos los que (re)descubran este restaurante. Simplemente la califico como alta cocina reconocible, con imaginación y pocas frivolidades.
Merece sin duda la recuperada estrella.
Cuvee Palomar a buen precio y cristalería correcta. Carta de vinos no demasiado extensa, pero llena de agradables sorpresas, sobre todo en vinos extranjeros y champanes en particular (Llegué tarde y con el vino pedido). Merece la pena perder un rato en leerla.
Tenía ganas de volver,sobre todo tras el galardón de Michelín pues( desde que mi amigo Abel
Cerrada lo dejó para volver a nuestro Madrid natal)hace ya más de 1 año no lo había
hecho.Decir que la nueva estrella es,en mi opinión más que merecida.
Para comer pedimos el menú degustación largo:
Setas de temporada con verdura e ibéricos
Hamburguesa de pato con ravioli(fantástico)y tallarines de calamar
Pez espada asado con crema de pistacho y cebolleta frita
Solomillo de jabalí emparrilado con nueces y castañas
2 postres destacando el brulée de chocolate con helado de romero ,petit fours y café
Tanto la materia prima como la elaboración son de alta calidad y la presentación fabulosa.
El establecimiento en si,es una maravilla en cuanto a construcción y decoración (rústica
con elementos modernos).Todo está muy cuidado,desde los lavabos hasta la separación de las
mesas mas que notable,la atención y el servicio impecables desde que entramos( copa de cava
de bienvenida incluida)hasta que salimos mas que satisfechos por lo recibido con una rcp
inmejorables.Tanto Elvira la camarera que nos atendió como por supuesto Andrés
Gandarillas(jefe de sala y sumiller)encarnan a la perfección el perfíl de lo que debe ser
un gran profesional.A Andrés le avala la experiencia acumulada en lugares como Solar de
Puebla en Cantabria,La Broche ó El Celler de Can Roca.Ambos nos brindaron un trato
profesional y medido pero amable y cercano.
La carta de vinos es extensa y completa en cuanto a tipos y denominaciones,como no debía
ser de otra manera en un lugar así,con grandes referencias mundiales.Tanto la vajilla como
el servicio del vino están a la altura del local.Acompañamos la comida con un Hermannshohle
2004 frente a la chimenea y fué perfecto.Volveré,volveré sin duda.
P.D.El precio es sin vino
Hace 5 meses, comente en esta pagina mi visita de este restaurante, en otras epocas buque insignia de la cocina cantabra y que ha pasado por fases distintas y no todas buenas.
En esta ocasion, la cocina sigue en muy buen nivel, el entorno como siempre muy agradable.
He observado mejoria tanto en detalles como recepcion , carta de vinos, servicio del mismo y del personal de sala( o en la anterior visita o fue un mal dia o se ha acudido a "clases de refuerzo").
Como idea de cocina : carpaccio de santiaguiños con foie , ensalada de vieiras con algas y percebes, chipirones a la plancha con alioli de queso y merluza en salsa verde con almejas.
2 medias entradas, un plato y postre.
60 euros/pax Realizo nuevo comentario para intentar ser mas ecuanime
Dos personas, con carpaccio de carabinero y crema de foie de entradas , carrilleras de rape y chipirones salteados con panceta de platos, postres y Herencia H. Remondo cr 05 (20 euros): total 118 euros
Entorno muy agradable, cuberteria y mesas perfectas. Muy buen servicio.
Buena carta de vinos y precios coherentes.
Nos encanto la cocina.
Dos datos negativos: el maitre tras tomar nota, no se intereso más por nosotros(no habia "lleno") y por un agua, que no solicitamos nada especial, 5 euros(por muy britanica que fuese)
Recepción deficiente, sin acabar de confirmar claramente la reserva, con la sensación de acogerte el empleado con la menor experiencia de la casa, cuando el responsable del establecimiento se encuentra a dos pasos de forma literal, dando la sensación que para él, la situación no es nada importante.
Entorno excelente, conservando en todo (salvo aquellos “famosos” cuadros) el conjunto que diseñó el siempre añorado Víctor Merino.
Muy buena cocina, con platos elaborados pero sin alterar las características organolepticas, sin olvidarse de la temporada, por ejemplo con unos magníficos calcots, bien en RCP.
Carta de vinos engorrosa para la elección, con varios países presentes pero escasa en denominaciones españolas. Precios ajustados, tomamos Propiedad Herencia Remondo cr 2005 a 24 euro.
Servicio de vino con copas demasiado sencillas, ausencia de cambio de copas con segunda botella, demasiados derrames fuera del vaso en alguno de los servicios y “volcar” el final de la botella.
En conjunto excelente marco, buena cocina y el servicio en general, salvo el maitre y una de las camareras. a mejorar ostensiblemente.
Una vez mas: INTERESANTE, una vez mas perfecta velada en el Nuevo Molino.
Magnifica una bodega que sigue creciendo, madurando y evolucionando.
Perfecta la cocina con multitud de nuevas propuestas de temporada.
Magnificas las atenciones y la atmósfera.
Da gusto, comprobar año a año que se mantiene y afianza la calidad que un día descubriste o adivinaste en un local! Y es que cada día mas, lo difícil no es llegar, sino mantenerse!
ENHORABUENA!
Nueva propiedad y dirección del Serbal de Santander, este precioso restaurante esta ubicado en el bonito pueblo de Puente Arce, magnifica construcción, toda en antigua piedra de sillería Cantabra, rodeado de verdísimos jardines, con relajantes e hipnóticas vistas al río!
Antiguo restaurante de agri-dulce recuerdo, la nueva dirección del magistral Serbal, a apostado en esta ocasión por mantener la preciosa decoración del mítico Molino, añadiendo nuevos y jugosos matices de creatividad en su cocina.
Antonio González (Jefe de cocina y copropietario del Serbal) nos ofrece una nueva propuesta basada en cocina de mercado con evidentes toques de autor.
Buena selección de materia prima, gran elaboración y distinguida presentación.
Cuidada mantelería, cristalería, vajilla y cubertería.
Servicio profesional y muy atento de la mano de David Torre (Jefe de Sala y Sumiller)
Buena bodega bien selecciona, con multitud de referencias.
Razonable relación Calidad Precio.
Sin la luminosidad propi
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