Restaurante San Mames Jatetxea en Bilbao
Restaurante San Mames Jatetxea
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Vino por copas:
Precio desde:
56,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
67 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.0
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
8.9
RCP CALIDAD-PRECIO
8.9
Opiniones de San Mames Jatetxea
OPINIONES
11

Nueva etapa de este restaurante que por su ubicación y peculiares vistas al campo resulta casi imprescindible y paradigmático en Bilbao. Ha cambiado la decoración y el estilo y en mi opinión , ha perdido. Frío , mesas de mármol( muy de moda , pero frías), parece algo vintage, algo anticuado , pero bueno..eso es subjetivo. La atención al vino no tiene nada que ver con mi anterior visita. Ni el servicio( correcto), ni la exigua bodega ( y carilla para lo poco que tiene) ni la cristalería , se acercan ni por asomo , a lo que fue. Varios menús desde 39 a 78 con vino incluido. Comimos a la carta. Excepto los postres que no me gustaron mucho , la cocina es rica , sustanciosa, contundente y abundante. Peculiar ensaladilla rusa, repleta de contrastes. Excelente la patata con centollo. No perderse el canelón de txipiron. Los segundos magníficos, fruto de una cocina cuidada más pendiente de cocinar bien que de vanguardias o innovaciones. La cocina me gustó en su estilo, el restaurante no , prefiero lo de antes.

Justamente estaba escribiendo esta reseña cuando he visto la opinión de Óscar publicada anteayer mismo. Conviene clarificar que mi visita es de hace un par de semanas, y la suya de marzo.

Desde mi primera visita (tercera ahora) este restaurante no ha hecho más que evolucionar. Hace un año y medio cuando fuera la primera vez (y de la misma manera saliera sin apenas nada reseñable) me encontré con una cocina clásica, correcta, con algún claroscuro. Volvía por trabajo hace poco más de 10 meses, y el concepto había cambiado en perspectiva. Con una carta más reducida y toques más modernos, con más solidez y resultado equilibrado, todavía con asuntos por mejorar. Cual ha sido mi sorpresa, que por la insistencia de unos conocidos he vuelto a este restaurante, no del todo convencido en un primer momento.

Sin carta, solo menús degustación, en un paso grande para un restaurante que denota ciertas intenciones. Cogimos el menú de 9 platos, y fue todo un acierto. Tanto por la calidad de la materia, como cantidades, puesta en escena y contrastes de sabores. En este punto hay pocos restaurantes en Bizkaia, estrellados o no, que estén al nivel que hemos visto. Por precio, ubicación, cocina y servicio da gusto ver algunas cosas frescas en Bilbao. No se que tendrán en mente, pero van en buen camino si mantienen la línea, y eso siempre es difícil. De sala poco podemos decir más que espectacular como siempre, con un servicio más esmerado si cabe que la última vez. Espero volver más adelante.

Cambio de carta, el local esta descrito, la profesionalidad de la sala también, el entorno, con el campo como atractivo, toda la decoración cuidada, todo ello hace de este local, una elegante y a la vez practica opción.

Empezamos con un aperitivo de mantequilla de cabra y pan cristal, en una mini tosta de maíz, a modo de talo, pero frito, un tartar de atún y emulsión de pimentón y como ultimo aperitivo , una rica croqueta de bacalao con una emulsión de perejil , craker de arroz acompañado de un poco de pimiento rojo asado y un mollete de tinta de txipiron , relleno del propio cefalópodo y con un punto de ajo negro , hasta aquí los ricos aperitivos , el mollete , como les comente , un poco mas jugoso , es una cosa mía .

Aquí empieza el menú de 7 pases, 64€ iva incluido.

Gamba roja en dos cocciones, cuerpo a baja temperatura, tibio y la cabeza a la plancha, sobre una base de crumbel de remolacha, sal de café y acompañado de una gelatina de tomate, buen inicio.

Huevo ecológico de Orduña, hongos y trufa, sobre una base de patata, el huevo, pan de maíz, hongos, una emulsión de foie, creo y trufa rallada, mezclar todo y disfrutar.

Callos de bacalao y caldo de manitas, un plato muy sabroso, textura melosa, lógico, callos y caldo de manitas, un mar-tierra.

Aquí pedimos media ración aparte de Esturión ahumado en casa, su caviar, crema de lemongrass , presentado con campana de cristal y su humo correspondiente , me he aficionado a este pescado , me parece original y sabroso y con su caviar mas .

Rabo de ternera ravioli, una emulsión de alga codium y jugo de la reducción de la propia carne, la pasta hecha en casa, muy rico, de los más sabrosos que he probado.

Rey, patata hongo de base, guisante lagrima y trocitos de papada por encima, buena elaboración, soy de pescado poco hecho, este estaba algo mas de lo que me gusta, pero ni de lejos pasado.

Vacuno mayor marinado y boniato asado, se deshacía y son el jugo de carne y el puré de boniato, que le daba un toque dulce, nos gusto, eso si no esperes el sabor de la carne madurada, pero como digo mantequilla.

Leche quemada, miel y romero, helado, cremas de naranja, salsa inglesa de romero y azafrán, buen remate.

Para beber tiene cosas chulas, el apartado sala, servicio y vino, me encanta, Antonio al frente, ya os he hablado de el, y todo el equipo es de 10.

Empezamos con un Ramon do casar, el treixadura, me encanta este vino blanco, 20€, un viña Bosconia 2005, otro tinto, La garnacha olvidada de Aragón, 21€, un txakoli dulce, espectacular, Txakoli Late Harvest de Oxer Bastegieta, unos gintonic y tres amigos encantados, como es he comentado solo daré el precio del menú en el apartado de precio, ya que todo depende de lo que beba cada uno.
En octubre estuvimos en una cena maridaje con vinos de Sanchez Romate, note una mejoría muy grande en la cocina, os comento solo los enunciados.

Ostra perla negra Nº1 con codium y cebolla morada de Zalla.

Gamba roja, tomate asado y jugo de sus cabezas.

Txipiron blanco y negro con su gisandiño.

Yema curada, setas y trufa.

Salmonete, espinaca y jugo de manitas.

Pichon brasa, alcachofas, ajo tierno y tuétano.

Castaña, chocolate y vainilla.

Si alguien quiere detalles, por privado le meto la chapa.

Solo decir que si a una sala perfecta le juntas la cocina y tecnica, que Ion mostró en esta última experiencia, te da como resultado un grande, hay lo dejo.

Haciendo trampas, os diré que la puntuación en cocina es la, como por otra parte es logico, de esta ultima velada.

Después de leer todas las buens críticas hacia este restaurante y que lo teniamos en la lista de espera, hemos decidido eliminarlo de dicha lista y después, borrarlo para siempre.

No voy a decir que comimos mal. No dire que el sitio es cutre, porque es todo lo contrario. Pero si diré, que si en la comanda se pide TODO sin sal, no entendemos porque te lo traen TODO con sal. 

Lo dicho, comedor inmenso. Inmenso quizás se queda corto porque es realmente gigantesco. Nos entro terror cuando vimos una mesa mini en el centro del comedor, pero rapidamente nos desvían a un comodo sofa semi redondo donde estariamos la verdad muy a gusto durante el transcurso de la comida.

El aperitivo de la casa, mini croqueta con una base de pil-pil. Quizás, lo más curioso y rico de la comida.

Elegimos para compartir lo siguiente:

- Ensalada templada de bogavante. La verdad, serán medias raciones pero es que era escasa escasa. 6 trocitos de bogavante, acompañada de un poco de zanahoria y cuatro cosillas más. Aquí empezamos a pensar que gracias a dios habiamos pedido tres entrantes. Por cierto, con sal.

- Tosta de tallarines Begi haundi. Cuando lo pedimos, nos indican que es imposible hacerlo por medias raciones pues la tosta no se puede romper. Bueno no importa, ración mini aún con esas. Salado no, lo siguiente y sin mucho misterio la verdad. Estaba como frío; no sé, a nosotros no nos gusto nada de nada.

-  Pulpo a la brasa con patata. En este plato lo de la sal ya se salió de madre. Se lo hicimos saber a quien nos tomó la comanda. No me digaís el porqué, pero los tres entrates salieron bastante rápido, el segundo tardó bastante en salir; ¿la teoría? Lo tenían ya preparado con sal y lo volvieron hacer sin sal.

De segundo, tanto Mila como yo nos decantamos por lo mismo. Rape. Buen trozo de rape, sin misterio en la elaboración pero bueno al fin y al cabo.

Llegamos a los postres, había visto por Internet una foto de una tabla de queso. La pido, pero hago incapié de que solo quiero queso nada de palitos de pan, ni frutos secos ni nada de eso. Soy muy, muy quesero y me gusta que el plato sepa a queso, no a sucedaneos. 4 Variedades, realmente sin misterio ninguna de ellas, ademas, se sirvieron fríos por lo que apenas se nota el sabor de cada variedad.

Haré incapié en lo bueno que estaba el pan, cualquiera de sus variedades. El aceite que proponen para probar el pan también estaba bueno.

Regamos la comida con un champagne rosado de nombre Ely... estaba bueno, pero teniendo el Billecart Salmon a 55€ no debí atreverme a hacer incursiones en mundos desconocidos. Eso sí, tuvieron el detalle de darnos la etiqueta en una carpetita. Buen detalle.

Acabamos con dos correctos café y un par de petit fours.

Tuvimos que pedir la cuenta hasta en tres ocasiones, lo cuál nos llevo a un tiempo de espera de casi 40 minutos desde que pedimos la cuenta hasta que pagamos, creo que es el restaurante donde menos propina hemos dejado nunca.

El servicio de sala, frío y distante, salvo el caballero que hay en la entrada con una sonrisa perpetua en el rostro. 

Lo dicho, ni regalado ni invitados, volvemos a este establecimiento.

Bueno como estáis acostumbrados a mis chapas, aquí os propongo un dos por una, primero comentare la velada con los amigos Valencianos, de Junio y después la de este mismo jueves, con una cena maridaje, lo tengo bien separado en dos partes, para el que no quiera no lo lea todo, eso si las fotos y la puntuación son de la segunda y mas reciente velada.

A cargo de todo lo gastronomico de este local esta Antonio Jesús Casares, que ha trabajado durante años como sumiller en Berasategui y también en el Aizian , un profesional de los buenos y de los que no abundan , nos hizo pasar una velada estupenda , tanto por su trabajo y el de su equipo , como por su charla y compañía .

El local esta descrito, nuevo, bien diseñado, con el campo de fútbol como entorno mas próximo , cuanta con varias y bonitas mesas , un txoko para algo mas de diez personas , todo diseñado con elegancia , moderno , funcional .

A lo importante, bueno, todo es importante y desde luego aquí la sala, tanto como la cocina, detrás de la cocina esta el chef y copropietario del restaurante Aizian, un de los mejores de la capital bilbaína, Jose Miguel Olazabalaga, y al cargo efectivo Ion Gomez, si le sumas el entorno de San mames y la sala, que con Antonio gana muchos enteros, tienes un local de referencia en Bilbao.

Nos juntamos para conocer a jansolo , Gustavo y a su mujer , joven pareja valenciana que nos honro con su visita por la zona , para ser un domingo , que soy yo pelin reacio , nos lo pasamos muy bien , ya digo que la persona que dirige todo , tuvo mucho que ver y por supuesto una rica comida , faltaría mas y si , aunque suena tópico , la compañía ayudo mucho , incluso la de Gastiola , también estaba jotayb , Juanjo .

Nos decantamos por el menú tradicional, 60€ iva incluido.

Empezamos con un aperitivo de salmón marinado en casa, muy bueno, con emulsión de remolacha y cebollino.

Foie micuit, hecho en casa, manzana asada y caramelizada, reducción de PX y confitura de higo y con tostaditas de pan de maíz , se notaba la calidad del producto y el buen hacer , es sencillo , pero hay que saber , este micuit estaba muy bueno y bien acompañado .

Coca de pan de centeno, tallarines de Begi Haundi y suero de Parma, recomendaron romper la coca y mezclarlo todo, muy acertadamente, el sabor de la espuma de parmesano, muy elegante, nada cargante, le dio un toque a todo el plato muy sabroso.

Callos, patas y morros guisados a la manera tradicional vizcaína, yo probé unos pocos, que muy amablemente me trajeron, ya que junto a la única fémina de la mesa preferí otra opción, taco de pulpo a la parilla con cremoso de patata y setas, rico.

Bacalao Club Ranero, buen material, lascas en su punto, salado justo, pero necesario para un buen bacalao, pil-pil, vizcaína y piperrada, muy bueno.

Taco de vacuno mayor, puré de piquillo y aire de pimienta, buena textura, pelin falto de sabor, probablemente por la maduración de la carne, desde luego como en el resto de los platos el producto de primera.

Torrija de brioche caramelizada con helado de leche merengada, encima de un poco de dulce de leche, la torrija, con manzana que han caramelizado, imagino que con soplete, solo diré una cosa, esta en la lista de las más ricas que he comido y he comido.

Para beber , empezamos con un mágnum de itsasmendi nº7 del 2012 , creo que ya no tienen mas , muy rico , luego Pairal , del 2011 , muy bueno también , aunque la tierra tira mas , luego , pese a estar Jon en la mesa , que odia los tintos , si no van con cola , le pedimos a Antonio un tinto , cuando me pregunto por gustos , enseguida le dije gallego , nos saco un tinto , que hubiese jurado ante la Biblia que era gallego , pero la ignorancia , la mía , es osada , nos saco un baboso negro , de Suerte del Marques , Los Pasitos , cojonudo y de Tenerife , a Jon le saco de la misma bodega Trenzado , que también bebimos los demás , me gusto mucho y para la torrija una sidra dulce , asturiana y que ya conocíamos Valveran 20 manzanas , unos cafecitos y unos petit de gelatina de limón , súper acida , vamos súper limón y una mini tarrina de chocolate blanco con Mouse de fresa , unos gin-tonic Premium y para casa , que es Domingo .

Una velada fantástica, donde nos obsequiaron con más de un detalle y además un servicio fantástico, del vino y de todo, se nota el paso por Berasategui del que controla el tema gastronomico, y de su equipo, bien aleccionado, chapo.

SEGUNDA PARTE

Y ahora para completar la chapa y de paso hacer un dos por uno, comentar la velada de este jueves pasado, solo comentare el menú y el maridaje, antes comentaros una curiosidad.

El restaurante esta en la zona VIP del estadio de fútbol, por lo que hora y media antes y hora y media después, el local tiene que estar despejado para esa función, sin mesas, ni na, es mas tienen que retirar mogollón de botellas, de un mueble enorme que tienen en la recepción , ya que durante el partido y este tiempo que os comento no puede haber alcohol , y así cada día que el partido coincide en horarios de restaurante , incluso , muchas veces no pueden dar el servicio , o lo dan solo hasta las 3:30 , por lo que además de formar un gran equipo desde el punto de vista gastronomico , también son un gran equipo de logística y la verdad es admirable su trabajo , pero es el precio que tienen que pagar por ese maravilloso entorno .

Bueno cena maridaje bodegas itsasmendi, todo ello por 65€ iva incluido, café incluido.

Empezamos tomando un aperitivo de croqueta de vizcaína con pil-pil armonizado con un nuevo blanco de maceración carbónica, muy apetecible, fácil de beber , pero con carácter , la uva de la zona se lo da , me recuerda a los vinos naturales que tanto me gustan .

Después de varias copitas de rico blanco, pasamos a las mesas.

Txitxarro en escabeche de txakoli, tartar de tomate y aguacate con itsasmendi nº7 2012, increíble que bien maridado, el nº 7 gana con botella, es el vino de mi zona que mas me gusta, aunque reconozco que los Artizar que probamos, estaban magníficos.

Canelón con carbonara de puerros de Elorrio, aldente, sabroso y magníficamente acompañado del Artizar 2013.

Huevo de Karrantza , estofado de hongos con su jugo , esta apuesta , siempre es ganadora , muy buen plato y aquí a falta de un vino , dos para acompañar , el nº7 del 2010 versus nº7 2013 , para llorar , que buenos están los blancos de esta bodega , pero el 2010 , me enamoro , lastima que no quede casi nada .
Esturión con txakoli y cebolla morada de Zalla , no es la primera vez que pruebo este pescado , creo que se puede poner de moda , lo he probado ahumado y en esta ocasión guisado , de las dos maneras es un producto con un carácter definido y potente sabor , lo acompañamos con Artizar 2012 , también para llorar , creo que el vino de nuestra zona , como los blancos gallegos , aguantan y mejoran considerablemente con el tiempo .

Cochinillo a baja temperatura, crujientes de manitas y chutney de frutas, muy bien ejecutado, aunque no puede acabar dos lingotes de rico cochinillo deshuesado con su crujiente y con uno de los pocos tintos de mi zona que recomiendo con los ojos cerrados, Eklipse 2014.

Torrija de brioche caramelizada con helado de leche merengada, esto no lo perdona, muy rica y con dulce Urezti 2014, que bueno esta este txakoli dulce.

Y claro la velada fue tan buena, que luego nos liamos un poco, así que el viernes, menudo clavo.

Dar las gracias al equipo del restaurante, como siempre sobresaliente, tema de copas y demás de once, a Garikoitz Rios, por parte de la bodega, gracias a el y a su equipo disfrutamos de algunos de los mejores vinos en esta zona, y a puesto las bases para que otros no se queden dormidos y tengamos unos txakolis mucho mejores.

Desde bien pequeño, he oído legendarias historias sobre las capacidades gastronómicas vascas, tanto detrás de los fogones como sentados a la mesa y, quizá por ese motivo siempre había tenido una ilusión especial en visitar Euskadi. Por si ello no fuera motivación suficiente, el envite organizado por Gastiola, JyB y Oscar4435, también era mi debut como veremero visitante así que, tras elegir La Catedral como escenario para el encuentro, parecía imposible haberlo imaginado mejor. Sin embargo y, quizá influenciado por toda esa mitología, a medida que se acerca el día, mi confianza empezó a flaquear, dando paso a los nervios y las dudas sobre las capacidades propias. Debutar en la Catedral siempre han sido palabras mayores pero, "¿cómo se me ocurre debutar frente a tres leones en San Mames?" "¿si me pido un menú infantil -vasco- me lo podre acabar?"

Quedada previa, para conocernos y darnos algo de tiempo mientras tomamos algún zurito* por los aledaños del estadio. Tras terminar, subimos al restaurante donde nos reciben y atienden de manera impecable. Antes de concluir el trayecto en nuestra mesa, nos hacen un tour guiado por todo el local visitando los diferentes ambientes, incluida una preciosa sala privada que hay al fondo con capacidad hasta 16 comensales, disponible para todo aquel que quiera realizar algún evento de carácter más privado. La sensación de amplitud está muy presente en todo momento y, como es lógico, las vistas -privilegiadas- están focalizadas hacia las gradas y el césped de San Mames.

El colegiado designado para dirigir el encuentro fue Antonio Casares, actual director gastronómico del restaurante y previamente sumiller -entre otros- de Martin Berasategui, por lo que su trayectoria profesional está fuera de toda duda. Tras el pitido inicial, me pasan mi primera bola: debo elegir el menú. Si me rajo y elijo el corto, tendré más opciones de no hacer el ridículo, pero seguro que los felinos se quedan con hambre. Si me decanto por el largo solo hay dos destinos posibles: la gloria eterna o el fracaso absoluto. Más de una carrera prometedora se ha ido al traste por un mal debut, así que en un alarde de conservadurismo elijo el mediano. Quizá hoy no firme mi primer contrato profesional, pero con algo de suerte incluso podría jugar algunos minutos en Champions. Menú tradición compuesto por 3 entrantes, 2 principales y un postre, que prácticamente me asegura poder culminar el recorrido dignamente y, que al mismo tiempo los leones no terminen famélicos. Nos indican que todos los menús son flexibles, que podemos cambiar cualquier plato si a alguien no le convence o simplemente le apetece probar otras opciones. En un regate digno del mejor Ronaldinho, Oscar saca rápidamente ventaja de la situación, puesto que no le convence la salsa de los callos pero quiere probarlos. Resultado: cuenco aparte de callos para que pueda satisfacer la curiosidad y que en la práctica significa ración doble. Primera lección aprendida de los veteranos.

Menú tradición compuesto por:
1. Aperitivo de salmón marinado con salsa de remolacha y brotes
2. Taco de foie, puré de manzana caramelizado, compota de higo y pan de maíz
3. Coca de pan de centeno, tallarines de Begi Haundi* y suero de Parma

4A. Callos, patas y morros guisados a la manera tradicional vizcaína
4B. Taco de pulpo a la parrilla con cremoso de patatas y setas
5. Bacalao Club Ranero

6. Taco de vacuno mayor, puré de piquillo y aire de pimienta
7. Torrija de brioche caramelizada con helado de leche merengada
8. Cafes y petit fours


Bebidas:
1. Itsasmendi 7, DO Bizkaiko Txakolina, magnum 2012
2. Pairal, Xarel.lo, DO Penedes, 2011
3. Los Pasitos, Baboso negro, DO Valle de la Orotava

4. Trenzado, Listan Blanco y Vidueño, DO Valle de la Orotava
5. Valveran, 20 manzanas, sidra de hielo
6. GT SipSmith


Empezamos bien la parte solida con una degustación de aceite riojano, selección de panes caseros y un aperitivo de salmón marinado. Seguimos con un taco de foie bien complementado por su acompañamiento dulce. Los tallarines de calamar son un plato que personalmente me encanta y en esta ocasión, el contrapunto crujiente de la coca de centeno me pareció totalmente acertado. Sobre los callos, existe cierta controversia que, precisamente, se comentó en la mesa. Toda la casquería en general, pero muy en especial los callos, se somete obligatoriamente a unos procesos de lavado muy intensos al entrar en el circuito comercial. Inevitablemente, esto conduce a una cierta desnaturalización del producto original, cuya textura ya no es la misma, no es tan tersa o aterciopelada. Si te gusta, probablemente te seguirá gustando, pero ya no se trata de un amor a primera ¿vista?. No obstante, soy plenamente consciente de que pretender lo contrario es pedir un imposible. Aquellos que optaron por eliminar los callos y aquel que consiguió complementarlos, tuvieron la suerte de probar un buen taco de pulpo con cremoso de patatas y setas. En mi opinión, ésta es una de esas combinaciones que no falla nunca y que no me canso de repetir. Por suerte, MC fue una de las que lo pidió y en una de mis altruistas ayudas en su banda pude catarlo.

Llegamos a los principales con un taco de bacalao, cuya textura y lajas denotan una pieza excelente. Según pude investigar, es una receta típica de Bilbao que combina el pil-pil con los pimientos. A mí me encantó y por ello, ya la tengo en modo busca y captura para futuras ocasiones. Concluimos la parte salada con un buen taco de vacuno al punto, que me ayudó a amortiguar levemente el lamentable estado de embriaguez en el que terminé de la comida. Finalizamos el recorrido solido con una torrija con helado de leche merengada, que cumplió perfectamente su función al final de la comida. Sobre los petit fours, lo único que puedo apuntar es que ocurrieron en algún momento indeterminado entre la parte final de la comida y cuando me desperté a la mañana siguiente. Recuerdo un intenso sabor a limón, pero no puedo añadir nada más.

En el apartado líquido, Antonio nos ofreció empezar la contienda con un vino de la tierra, Itsasmendi 7, DO Bizkaiko Txakolina, formato magnum de 2012. Me pareció simplemente divino. Jamás llegaré a desarrollar la percepción de los Jedi, pero esa finura se me ha quedado grabada. Un par de días más tarde lo volvimos a pedir -formato standart, 2014- porque realmente nos impresionó. A esas alturas de partido, todavía estaba fresco como una rosa, llevaba buen ritmo e incluso me sobraban fuerzas para realizar diversas ayudas en banda a MC con el Itsasmendi. En un momento dado se barajó la opción de continuar con el txacoli pero, finalmente cambiamos de tercio y pasamos a un blanco de corte más mediterráneo, Pairal, Xarel.lo, DO Penedes, 2011. Me vengo arriba. Esto es como jugar en casa. Le hago un par de entradas rápidas, para marcar el territorio. El partido está totalmente controlado, todavía no mandamos en el marcador, pero solo es cuestión de perseverar. Llegados al descanso, inocentemente pensé: "Quizá no es tan fiero el león como lo pintan". Tras una breve charla técnica, salgo a darlo todo en la segunda parte.

Tras la reanudación se nos ofrece la opción de cambiar a tinto con la carne y preguntamos por algún vino de corte atlántico. Al momento aparece Antonio con un decantador lleno de un caldo desconocido. Tratamos de adivinar, pero nadie se acerca ni remotamente, porque todos pensamos en jugadores gallegos y resultó ser de la escuela canaria. Los Pasitos, Baboso Negro, DO Valle de la Orotava, 2014. Impecable aroma, suave y muy sabroso. Fugazmente, me recordó a mi primer Táganan. Un par de copas más tarde, durante un barullo en el área, el Baboso Negro me da un codazo: ¡¡arbitro tarjeta!! Al parecer nadie más lo ha visto, pero creo que me ha dejado tocado. Trato de seguir unos minutos más sobre el terreno de juego, pero me veo obligado a salir un par de veces para ser atendido, primero en la banda y luego en los vestuarios. La cosa se pone seria, por más que me moje la cara y el cuello, esto tiene muy mala pinta. Creo que llevo un ciego que va camino de ser memorable. Al volver al campo, procuro apoderarme de todo líquido con propiedades isotónicas. En un momento dado, me percato de la presencia de otro canario sobre el césped, esta vez un Trenzado, Listan Blanco y Vidueño, DO Valle de la Orotava 2014. Debieron realizar el cambio mientras yo estaba en los vestuarios. La curiosidad me empuja a probar, pero es como apagar el fuego con gasolina. Según me cuenta MC, en algún momento posterior, apareció una sidra de hielo, que según cierta foto reveladora también probé. ¿Me gustó? No tengo ni idea, pero supongo que sí porque MC dice que me la bebí muy a gusto. A esas alturas, yo solo rezaba para que el café aliviara lo que ya no tenía remedio. Finalmente me veo abocado a pedir el cambio, no puedo más. Desde el banquillo observo, entre la impotencia y la admiración, los Gintonics. Hubo incluso algún ser superior que tuvo fuerzas para repetir.

Terminado el festín, salimos al exterior y ese frescor cantábrico me viene de perlas para clarificar un poco las ideas. Habíamos quedado a las 13h y, entre la sobremesa y las despedidas, terminamos pasadas las 19h. Poco después, al atravesar la puerta del hotel, me tumbo en la cama y sintonizo en la radio una tertulia deportiva. Mientras me voy desvaneciendo escucho los primeros titulares: “amargo final para un buen debut”, “estreno agridulce”, “mucho león para los noveles”… Al levantarme al día siguiente, decido ignorar cualquier rumor periodístico y centrarme únicamente en mi recuperación. Tengo que volver a los terrenos de juego lo antes posible. Por la tarde aparecen los primeros brotes verdes y esa misma noche llego a potear* un poco en el casco viejo. Con el regreso del balón, repaso mentalmente el partido del día anterior y me doy cuenta de que fue un debut espectacular a pesar de no terminar el partido. He visto San Mames desde dentro, he podido disfrutar de unos excelentes vinos que desconocía y, sobre todo, pude compartir mesa con tres tótems del foro que han dejado de ser amigos virtuales para convertirse en reales. No hay duda, ayer marqué un Hat-trick* en La Catedral.

*Zurito: medida de cerveza algo inferior a la caña, ideal para tomar con pintxos
Begi Haundi: Aunque se traduce como calamar, me encantó su significado literal “ojo grande”
Potear: acción de tomar potes o pequeñas consumiciones (sólidas y/o líquidas) alternando en diferentes locales sin apalancarse.
Hat-trick: acción de marcar 3 o más goles en un mismo partido

Tras otra visita con incidente inesperado vuelvo a este restaurante, casi necesario en Bilbao. En esta ocasión me siento especialmente atraído y cuidado por el servicio. Un servicio amable, joven y dispuesto a satisfacer al cliente , tanto en la comida como en el servicio del vino. Un servicio que guarda una distancia prudente, natural , respetuoso y profesional, pendiente del cliente sin que se note demasiado. En definitiva, un buen servicio no estereotipado, no de cartón piedra., Antonio ha sabido establecer su impronta. Comimos bien, de todo y para todos los gustos, en esta casa se ofrecen muchas cosas, es difícil no encontrar algo que te guste. En mi opinión, mejor pescados que carne. No perderse el rape y txipiron

Nos habían recomendado este restaurante y la verdad es que no nos defraudó.
Accedes a la primera planta dentro del anillo de San Mamés y según entras en la zona del bar, ya te das cuenta que estás en un sitio fuera de lo común. Tomamos un aperitivo con vistas a la ría y pasamos a comer.
Da igual en qué mesa te sientes. Impresionan sus vistas, su decoración acogedora, el espacio entre mesas, la personalidad de un local único...
La comida es excelente, no se le puede poner un pero en cuanto a calidad, presentación y texturas.
Pero el servicio merece un punto y aparte. Te hacen sentir como en casa y eso es algo que poca veces encuentras hoy en día en otros restaurantes.
En definitiva una experiencia única.

Nueva opción gastronómica en Bilbao, y como no podía ser menos , de calidad. El lugar y el entorno, incomparables, para futboleros y no futboleros, una cena con vistas al nuevo y mítico San Mamés..impresiona¡¡. Además el espacio interior es amplio, con grandes separaciones entre las mesas, autonomía, comodidad y discreción.Se disfruta, la verdad y te hacen disfrutar. Un buen servicio, joven , pero profesional , con un gran y experimentado sumiller al frente que te ofrece una carta con precios inigualables y múltiples referencias. Se cuida el vino y su atención. La comida, se encuentra en la linea de Aizian. Muchas opciones y varios menús. Varios entrantes , de calidad, como el falso risotto con bogavante( esta vez patata), pulpo a la brasa, chipirones magníficos, ostra, de casi todo. Grandes segundos de pescado ( impresiona el rape marinado y asado) y de carne que no probé. Los postres algo más flojos, no quise pedir la tostada. Una buena opción, la experiencia les precede

Como dice nuestro compañero Patxi, un lujazo poder disfrutar de una buena comida o cena en este restaurante que tiene unas vistas inmejorables. Mi primera vez. No había entrado nunca en La Catedral. La gastronomía me ha llevado donde el fútbol no lo había conseguido. Situado junto a la puerta 14 el restaurante forma parte de un “cuarteto” cuyos otros 3 miembros me han dado muchas satisfacciones: Andra Mari, Aretxondo y Aizian.
Sensación es de amplitud. En cuanto me siento en la mesa mis ojos se abren como platos. No me puedo creer lo que estoy viendo. Allí, delante mío, se encuentra por fin el césped de San Mamés. Iluminado por esas lámparas especiales que son el sustituto del sol para conseguir que esa hierba se mantenga como es debido.
El servicio es muy profesional, amables pero sin “entrar al trapo”. Nos acercan las cartas. Nos explican estupendamente las opciones de menús. Recalcan que si cualquier cosa no es de tu gusto no hay problema en hacer algún cambio.
La carta de vinos es reseñable. Tengo para elegir. Ya había echado un vistazo en la web y venía con la idea clara pero las añadas han hecho que la opción haya variado. Los que yo tenía en mente son demasiado jóvenes aún. Pero el responsable de sala encuentra una botella de 5 añitos y encima me da la opción de catar una copa y si no es de nuestro agrado poder elegir otra. No se hace necesario. Nos ha gustado. Un Pairal del 2011. Del Penedés. Uva cien por cien Xarel Lo. Fermentado en barricas de castaño de 450 litros y con un “reposo” de dos años antes de salir al mercado. Vino muy de mi gusto, se nota la madera pero en su justa medida. El color ya comienza a “verdear”, señal del paso de los años. Acidez muy comedida pero presente y gana enteros a medida que pasan los minutos. Un vino, como ya deberíamos saber que se disfrutará mucho más si lo mantenemos a una temperatura de unos 14 grados. Así que nada de cubiteras. Buenas copas Schott de excelente tamaño. Muy buen servicio del vino, presentación, descorche, cata y servicio continuo en su justa medida.
El pan de varios tipos, pequeños panecillos. Quizás la parte que menos me ha convencido, por los 3 euros por barba preferiría que fuese una oferta más de “pan-pan”.
Un aceite de arbequina de la zona de Laguardia y un cojonudo bombón de foie que explota en boca nos sirven como aperitivo de la cena. Esto empieza bien.
Algo había leído por ahí de que si las raciones son pequeñas…… en base a ello igual nos animamos un poco más. Descubriremos que no hay que fiarse demasiado de algunas opiniones.
Compartimos una estupenda ración de croquetas. Media docena de unidades, De tres sabores distintos. Jamón de bellota y queso Idiazabal, txipirones y rabo con piquillos. No sabría decir con cual me quedo. Todas a un nivel sobresaliente. Muy ricas. Con sustancia. Después pasamos a un pulpo a la parrilla con setas y crema de patatas. De nuevo calidad excelente y buen punto del pulpo.
Arantza se decide por una merluza rellena de txangurro, jugo de galeras y langostinos asados. Ración más que generosa. Tanto que no ha podido con todo. Muy sabrosa y con mucho sabor a txangurro. Perfecta la conjunción de sabores para poder saborearlos.
Yo he leído aquello de….. callos, morros, patas…… y me pasa como a ella con “su pulpo”. Asi que, presentado en una cazuelita de hierro forjado preciosa me sacan una ración de callos preparados a la manera tradicional, con su salsa bizkaina. Tan sólo he echado de menos un poco de picante. Están muy ricos y en su punto. Además la ración es casi para poder comer dos personas. Mira que me gustan pero me ha costado poder con ella. Muy ricos.
Tenemos un poquito de sitio y más si es para algo dulce. Así que dejo que mi compi decida. Lo sabía, no tenía duda alguna, una Torrija, dulce de leche, compota de manzana y helado de galleta. La compota de manzana que sirve de “tapa” a la torrija me la como yo y ella da buena cuenta del resto. Muy jugosa. Dulce pero sin empalagar. Buena compañía la del helado.
Terminamos con una infusión, un rico cafecito y unos detalles chocolateros estupendos “fin de experiencia”. Juego un poco con alguna nota para que el resultado final sea el que considero justo.
Para ver alguna foto: http://gastiondo.blogspot.com.es/2016/11/restaurante-san-mames-bilbao-la.html

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