Carta de Vinos espectacular, y servicio a la altura. Menú degustación excelente, combinando materia prima de la tierra con unos perfectos puntos de cocción. Tanto José Polo como Toño Pérez encantadores, un placer la sobremesa charlando con ellos. Sin embargo, un lunar importante fue el servicio: camareros acelerados, sin explicar bien algunos platos y con detalles de restaurante de menú del día(y de verdad que no exagero). Comentamos todo con José Polo, que nos escuchó atentamente y agradeció nuestra sinceridad. Pese al servicio, un sitio muy recomendable. Precio, 2 personas con menú degustación, un Riesling decente y 2 copas 290 euros.

Recepcion, diseño interior, servicio, asesoramiento, calidad de los platos y cercania de los dueños merecen un 10!!!!
Realmente me esperaba mucho del Atrio y ha cumplido en todos los aspectos. Pedimos menu Degustacion, muy recomendable con platos creativos, muy bien elaborados y con una materia prima de altisima calidad, servicio atento, el sumiller Chema muy amable, queriamos un vino distinto y sorprendente y le dejamos elegir, nos sirvio un Calvario 2002 de Rioja, que se revelo muy acertado.
Salpicon de marisco con bloody mary, capuccino de setas con foie y espuma de leche, vieras, langostino etc... fueron algunos de los magnificos platos que pudimos probar, el postre magnifico, pastel de toffee con chocolate y helado de cafe, impresionante!!!
Pasamos una cena muy agradable y recomiendo la visita a este restaurante de alto presitgio!

Es un gran restaurante, pero esperaba mucho más, sobre todo teniendo en cuenta el tamaño de la factura. Por suavizar un poco la crítica, y aunque las comparaciones son siempre odiosas, el problema pudo ser que fuimos dos semanas después de haber degustado las mieles de Juan Mari Arzak. Tomamos el menú degustación, acompañado del vino de la casa (Enate Reserva). La carta de vinos espectacular, el servicio de vino regular, y el sumiller lamentable, no fue capaz de sugerirnos nada, y en el postre, a petición de los comensales, no quiso servir dos copas de MR, algo que teniendo en cuenta la calidad del local todavía no puedo entender.
La comida estuvo bien, pero sin grandes sorpresas, a modo de anecdota, quince días después de haber estado en Atrio no sería capaz de nombrar ningún plato que por encima de otro haya captado mi atención, y teniendo en cuenta el precio del menú (105€) dice bien poco de un restaurante de tan altos vuelos...

Magnifico restaurante en pleno centro de Caceres,no apto para aquellos que no sepan valorar el esfuerzo de Toño Perez en los fogones, Y el de Jose Antonio Polo moviendose entre 15000 o mas referencias de vino nacionales y extranjeras.Todo un universo gastronomico y Enologico.

Cocina creativa, basada en un producto de calidad con fuerte arraigo en una tradicion adaptada a los tiempos que corren.

La carta de vinos, uf la carta de vinos¡¡Hubiese necesitado un par de dias para leerla entera,impresionante.No en Vano fue premiada en el 2003 por la revista "Wine Spectator" como la mejor.Y ante tan descomunal carta uno se pregunta; marketing, o locura y pasion por el mundo del vino y la gastronomia.Quiero creer lo segundo, aunque realmente me da igual.Mas locos como Toño y Jose Antonio hacen falta en el panorama nacional.Que Caceres queda muy lejos¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Restaurante con un aire pretencioso. En mi opinión caro y con detalles impropios de un restaurante de esa categoría. Encargamos a las 10 y media. Llegamos a las 10 y 25. Nos hicieron esperar porque la mesa no estaba preparada, realmente la estaban dejando unos ingleses que vimos pasar, que ya de por sí, doblar una mesa en un restaurante de este tipo está fuera de lugar. Nos preguntaron si queríamos algo, yo un agua, mi marido un vino. Nos sentaron a las 10:40, y después nos cobraron lo que nos habían puesto para la espera. 6 euros la copa de agua, no está nada mal... La comida bien, los entrantes y primeros platos estupendos. Los segundos buena calidad pero nada especial en el preparado. Yo tomé lechazo, muy bueno de sabor, pero nada más. Los postres tampoco son nada especial. Me esperaba algo más para un sitio tan renombrado. El servicio no está a la altura del sitio, no se si por llegar cuando todos estaban ya cenando, nos ignoraron un poco. La carta de vinos, el libro mejor dicho, el más grande que he visto en mi vida.

Buen restaurante aunque para mi, un claro ejemplo de que a veces las distinciones gastronomicas (Campsa, Michelin) van acompañadas por unos precios exagerados y un servcio tan solo correcto. Comimos muy bien. Nos trajeron la impresionante carta de vinos que más que una carta, es como un volumen de enciclopedia. Espectacular. Pero el sumiller no nos sugirió nada, ningun comentario y se limito a tomar nota del vino. Tambien pedimos agua que nos sirvieron de una jarra de plata a varias mesas(vi las botellas que vaciaban y era Solan de Cabras.) y por la que luego salomonicamnete nos cobraron 8€. Destacable la lechona frita y un solomillo con foie exquisito. De postre algo innovador: torta del casar a dos temperaturas: en helado y caliente con tostaditas. Brutal! Comimos por 170€ dos personas. Detalle feo en la cuenta: 8€ de servicio y 4,5€ un cortado. A estos niveles de restarante creo que el servicio deberia estar incluido y no sacar ese margen de un cafe. Hay un menu degustacion por 102€ por persona.

Sensacional e indispensable restaurante.

Carta de vinos de ensueño encuadernada como si de una enciclopedia se tratara, con referencias más que insólitas a unos precios que no son excesivos, mauro VS ’95 a 80 eu, Grans Fassian ’90 a 62 eu, y vale la pena mencionarlo el Chateau d’Yquem de mil ochocientos cuatro a 120000(ciento veinte mil)eu. Copas correctas y un somelier que no precisa presentación y quizás sí que algo tosco pero se lo vamos a perdonar.

Comida más allá de las alturas, unas manitas de cerdo de ensueño,carré de cordero merino sin rival y un postre de helado de torta de casar de "museo".

Lo más flojo, el servicio, sin orden, dirección ni concierto y con alguna que otra indiscreción.Deberían tomar cartas en el asunto.

Dos personas con dos primeros dos segundos y postre:150 euros sin vinos.
volveré, sin duda,Imprescindible.

Siguen igual de buenos que hace cuatro años (la última vez que estuve); aunque justo el doble de caros. Recuerdo en mis anteriores visitas 10 - 12 mil por cabeza. En esta última visita 135 € por persona con un vino joven de 30 €. Dos entrantes; dos segundos, dos postres. Todo de excelente factura y producto. El local, se me antoja un pelín anticuado, y el personal no mantiene el nivel de atención de los dueños; Intentaron levantarme un plato dos veces antes de acabarlo (algo que no se puede permitir en estos niveles de precio). Continuará siendo uno de mis preferidos, pero reconozco que la factura me sorprendió. ¡Cuidado con los precios en los restaurantes de renombre! El mercado está cada día mas evolucionado, tanto la oferta (cada vez mejor) como la demanda (el cliente aprende aprende y aprende)evolucionan rapidamente. Y ya sabemos que el mercado es sabio...

El sábado estuve en Atrio y salí un poco decepcionado. Creo que cuesta mucho más de lo que vale. Ya sabía que la cuenta iba a ser elevada, pero, cobrar 13 euros por una tortilla francesa de un huevo para la cría (de dos años) me parece excesivo. Entiendo que se cobre un menú degustación por su elaboración y materias primas. El de Atrio está a 105 euros, servicio de pan y agua a parte. El menú se compone de 2 tapas (muy ricas), dos entrantes:la careta de ibérico con cigala impresionante, lo mejor. La ostra con espuma de cebollino (creo)no deslumbraba. Un pescado: rape, muy rico. Una carne: cordero realmente lo más flojo y escaso (una chuletilla). Y dos postres, más trufas, magdalenitas, etc. En cuanto al vino, tomamos un Fagus 2002 a un precio que me sorprendió para el local (24 euros), aunque la mayoría de los que ví marcados como unas dos veces y media precio de tienda. El sumiller no nos aportó nada. Ofrecía a todo el mundo el vino de la casa (Enate reserva) y en la mesa de al lado les vendió un Cepa 21 con el argumento de que lo hacía Imanol Arias y unos cuantos famosos más (aunque tuvo el detalle de decir que era de Emilio Moro). Le pedí consejo para el postre y me vino directamente con una copa de Noé sin hacer ningún comentario. En resumen y como he dicho, se come muy bien (falaría más), pero creo que cobran más de lo que dan. Al menos comparando con otras "estrellas michelín". La puntuación en el vino viene por la apatía de sumiller.

Sensacional restaurante, en el que Toño Pérez sienta cátedra con sus platos. El local es acogedor, bastante clásico, aunque no se hace empalagoso ni tiene aspecto "démodé"; quizás la mayor pega es tener otras mesas cerca. Probamos el menú degustación (87 €), compuesto de cuatro entrantes (o dos tapas y dos entrantes, según se mire), un plato de pescado y otro de carne. La carta de vinos, una auténtica enciclopedia, con los precios casi el doble que en tienda. Un postre espectacular: helado de Torta del Casar, membrillo y Torta con aceite a la vainilla. Un 10. Mención aparte merece el servicio de sala, impecable, el sumiller, atento a todo, y, cómo no, Toño Pérez, el cocinero. Vino a hablar con nosotros por lo menos cuatro o cinco veces, muy simpático, explicándonos particularidades de los platos y del negocio. Nos vino a despedir, poniendo colofón final a un trabajo fantástico de todo el equipo del restaurante Atrio. Por méritos propios, uno de los grandes de España.
Vino: Contino Viña El Olivo 2000, y Champagne André Clouet. Excelentes.