Bueno la primera vez en todo el tiempo que llevo aquí que tengo motivos para escribir.
Sábado al medio día fuimos a comer 2 amigos y sabíamos que Josué es bueno pero eso seria quedarse corto.
Empezamos con un boquerón con picadillo de aceitunas, alcaparras y ajo encurtido, bueno.
Coca de pisto con burrata, salmonete y salsa de yogurt picante, este plato es de esos que te comerías 10 sin pestañear, se me saltan las lagrimas solo de recordarlo.
Espárragos blancos y verdes con canaillas, en la base una mahonesa muy suave, que decir de espárragos silvestres que ese amarguito bueno que tienen, plato tremendo.
Anguila con caldo de pollo y migas. este plato me recordó a una espardenya. bueno.
Sepia neta sobre sepia bruta, si una simple sepia como puede estar tan buena, pues si quita el hipo, ya entiendo porque
Bernd le gusto tanto.
Falso arroz de bledes y cigala. el tallo de la acelga picadito con un taquito de tocino rustido y tronco de cigala de un tamaño considerable, muy apetecible.
Sargo real con gambas al ajillo y salsa de sus cabezas. Haber un pescado de lonja con una gambas de sabor muy agradable y el jugo mejor aun y ajitos tiernos, para comerse mas de 1
Taco de manitas de cerdo guisadas con garrofon. ni un huesecito para que sea solo morder jajajajaj con un puntito picante, tremendo plato.
Piña con hinojo y helado, no recuerdo el sabor del helado jajajaj sirvió para limpiar el paladar.
Crema de café con ganache de chocolate y crujiente. Muy rico pero ya no podía jajajaj
De bebida cervecitas y un villa Wolf 2013
Primera visita, grata experiencia.Atraídos por los comentarios veremeros,encontramos este restaurante...un descubrimento!!
Poco mas que añadir a los comentarios que preceden: Bonito local, buena mantelería, copas...
Optamos por el menú largo, acierto pleno.
Aperitivo;lentejas, con trufa,patata...
Entrantes:-coca de salmonetes, burrata y verduras.
-yema de huevo,morcilla,crema de patata,y láminas de trufa.
-sepia bruta...
Todos a un gran nivel,sabor pleno y cantidades generosas.
Principales:-lubina con gambas al ajillo .Muy rica.
- minihamburguesa de vaca con verduras / secreto de angus con jamón y queso.(correctos,solamente).
Postres;sopa de yogurt con piña,y torrija con helado de turrón (creo):Ambos ricos.
Cervezas,con unas estupendas olivas.Buen pan.
De bebercia...dos de Viñas Gain 2012 y una de Terrerazo.Con los postres,un tinto jumillano y un tockai.
Solo un pero,la cadencia en el servicio.El tempo entre algunos platos se demoró en exceso.
Recomendable...habrá que repetir!!
Era una de esas noches en las que todo pinta bien: reunión de amigos que no nos vemos con frecuencia, paseo por el centro de Valencia previo a la cena (¡qué bonita es la ciudad y el barrio de la Seu por la noche!) y “sede de la quedada” en un restaurante al que tenía ganas de acudir desde hace unos meses, vistas las buenas valoraciones vertidas en este mismo portal. Reserva telefónica unos días antes y buena acogida a nuestra llegada.
Como ya se ha indicado, el restaurante se ubica en el marco del hotel Adhoc en la estrecha y rústica calle Boix. Salón de forma cuadrangular, con pocas mesas y vestidas éstas tan solo con unos elegante e impolutos manteles blancos y las correspondientes servilletas. No hay cubiertos ni copas sobre ellas. Paredes de ladrillo rústico, iluminación cálida pero más que suficiente y ambiente acogedor que se agradece en estas noches frías que lo están siendo en toda la Península.
Mientras tomábamos unas cervezas Alhambra especial nos sirvieron un variado de aceitunas que estaban realmente ricas (el gusto por los detalles) y ojeamos la carta. Pedimos el menú Boixis que incluye un aperitivo, cuatro platitos y un postre por 26 euros. Les anticipo ya que, para una cena, fue más que suficiente. Quizás a mediodía hubiésemos optado por un menú más extenso que se ofrece por 36, pero, de cara a la noche y tras la acumulación de eventos navideños, resultó ser lo más conveniente.
- Crema de patatas con bacalao en tempura: deliciosa manera de empezar con este plato en el que, sobre una fina crema de patatas y ajo (al menos eso fue lo que creímos percibir), se presentan unos pequeños taquitos de bacalao tempurizado muy ricos. Ciertas reminiscencias al ajoarriero manchego.
- Coca de salazones: Se monta sobre un crujiente muy fino que apenas sustenta el “condumio” si se toma con las manos. Hay que ayudarse de los cubiertos. Sobre esta masa, un fino pisto de verduras, burrata, los salazones cortados en finas lonchas entre los cuales distinguimos claramente el sabor de la mojama y unos aritos de cebolla cruda. El sabor predominante es claramente el del pisto que, como está pero que muy rico, no desmerece el plato en conjunto para nada.
- Habitas baby, huevo y crema de morcilla: Vegetal de muy buena calidad cocinado ligeramente con lo cual conserva toda su tersura. La morcilla se nota pero casi no se la ve. Clarísimo parecido en su sabor a las típicas “faves sacsades” que preparaban en casa aunque la textura es totalmente diferente. El huevo se presenta batido, muy poco cocinado, a modo de ligazón. Se adorna el plato con unas rodajitas de fuet.
- Sepia neta sobre sepia bruta: Visualmente, el plato más bonito de la noche. Presenta dos tipos de sepia: la una embadurnada con su tinta en el fondo del plato, la otra blanca y resplandeciente sobre la primera. Buen punto de cocción y sabor destacable. Se corona el plato con unas láminas de cebolla encurtida.
- Bonito con crema de manzana y jugo de pimientos: Tal vez no reproduzca con exactitud el enunciado del plato pero me parece recordar que era éste. Sea como fuere, plato muy rico con un bonito preparado magistralmente (casi parecía un tataki) y un acompañamiento muy elegante y apropiado.
- Torrija con helado de turrón: Sin haberme disgustado ni mucho menos, quizá fue el plato que menos “brilló” en la velada. Principalmente por dos motivos: el primero es que este postre se ha convertido ya en una propuesta bastante recurrida y, por tanto, exento del “factor sorpresa” que siempre andamos buscando los aficionados a la gastronomía. El segundo es que, justamente por ello, resulta casi imposible no establecer comparaciones y, como ha habido torrijas que han merecido su “subida a los altares”, ésta no enamora tanto como esas top que he tenido la suerte de catar. Es ésta una torrija bien compacta, muy “casera”, pero sin esa suavidad y elegancia que he encontrado en otras. El helado de textura perfecta y sabor intenso.
A parte de las cervezas iniciales y una manzanilla Lustau, pedimos una botella de l’Equilibrista Blanc (Xarel•lo – Ca n’Estruc) y otra de Bembibre (Mencía – Dominio de Tares). La carta ofrece suficientes referencias y se agradece, sobretodo, la originalidad de alguno de ellos. Acompañamos la torrija con unas copas de Casta Diva cosecha miel (Gutierrez de la Vega) a 2,50 €/unidad.
En general me pareció un muy buen sitio en el que se pretende hacer bien las cosas y se cuidan los detalles como esas aceitunas de aperitivo, el pan que se sirvió durante la cena o los cafés que sirvieron como colofón de ésta. El servicio estuvo eficaz y la velada cumplió sobradamente las expectativas de las que hablaba al principio. Se intentará volver.
Quedada prenavideña y de paso un brindis porque mi hermana la pequeña ya cumple 38. Cómo pasan los años!
Cuatro comensales perfectamente acomodados por Cris en la mesa redonda junto al gran ventanal ya ataviado con la decoración navideña. Me encantan las mesas redondas, creo que aportan comodidad al disfrute.
Unas Alhambra Reserva 1925 mientras miramos la carta y nos decidimos por el Menú Boixis:
Como aperitivo de la casa unas Lentejas con verduritas que me gustaron tanto que hubiera "tripitido" bien a gusto. Taquitos de calabacín, zanahoria, pimiento y cebolla le aportaban ese toque "crunch" al guiso.
~ Coca de salazones con crema de berenjena a la llama. Para mí "el plato de la comida". Una coca crujiente perfectamente ejecutada con un montón de ingredientes a cual más delicioso: tomate, calabacín, cebolla, mojama... De fábula la crema de berenjena a la llama, a tope de sabor y con ese toque tostadito que me chifla. Presentación colorista que alimenta por la vista. Platazo!
~ Sepia limpia sobre Sepia Bruta. Montaje que ya había probado en mi visita anterior y que parece haberse convertido en uno de sus platos insignia basado en un producto de calidad trabajado con esmero. Punto de cocción excelente y estupenda combinación de color, aroma y sabor. Para seguir repitiendo!
~ Canelón de calabaza con relleno de ibérico. Pos eso! Sobre un fondo de jamón y tocino un curioso canelón de pasta de calabaza con un relleno a base de carne de cerdo. Cubriendo el canelón unos taquitos de verduras que le daban ese toque de frescura y unos cuantos de anguila ahumada aportando un sorprendente contraste. Rico, rico y con fundamento.
~ Bonito con sofrito de tomate y cebolla. Un taco grueso de bonito a la plancha sobre un agradable sofrito, todo ello acompañado de una especie de salsa barbacoa. Buen colofón para un menú de lo mas redondo.
Y de postre un Sorbete de piña sobre una sopita de lima e hinojo con un suave helado de yogur. Dulce, ácido y fresco para desengrasar el motor. Perfecta elección! Junto con el postre nos invitaron a una copita de Tokaji Aszú Chateau Dereszla 2009 3 Puttonyos que acompañó de maravilla.
Para beber cayeron dos botellas de Colet Assemblage D.O. Penedès por recomendación de Cris que nos supo a gloria. Ya no se me olvida este espumoso!
Local perfectamente descrito en comentarios anteriores y que a mí particularmente me parece muy acogedor: esos portones de madera, el ladrillo caravista, las vigas de madera, los techos abovedados, las mesas impecablemente vestidas, la agradable música que acompaña la estancia... En definitiva, atmósfera envolvente, cálida y muy agradable.
Y qué decir del servicio? Conozco a Cris hace muchos muchos años y es todo corazón. Tal vez sea cosa de mi cariño hacia ella pero nunca le falta su simpática sonrisa ni su atenta disposición. La considero un gran ejemplo de buen hacer con sencillez y discreción. Junto con Josué forman un tándem perfecto desde hace no sé ni cuánto, pero calculo que alrededor de unos 20 años...
Y Josué, cocinero donde los haya, trabajador, entusiasta y ambicioso siempre con ganas de atreverse con nuevos retos. Pues ahí están! Dándolo todo y poniendo mucha ilusión y ganas de agradar. Yo creo que van por buen camino y nada me gustaría más que no equivocarme, porque los aprecio y porque se lo merecen.
Que si todo va viento en popa, ya les ha tocado "la grossa"!!
La calle Boix está que arde! Algo se mueve en C/Boix!
Tras visitar Macel•lum nos “tocaba” Boix Quatre. En poco más de un par de meses estos dos restaurantes han puesto en el mapa esa pequeña callecita del Barrio de la Seu del casco viejo valenciano, la calle Boix. Y subrayada en fosforito por todos los foodies de la city.
Boix Quatre está en el número… espere, déjenme pensar… jo, es que soy churro y no hablo valenciano… pero ahora que pienso… lo entiendo casi todo… ¡Ah sí! ¡en el 4! En el número 4, en los bajos del hotel Ad Hoc.
El local, de dimensiones reducidas y techos altos, tiene todas las paredes de ladrillo artesano, de arriba abajo, únicamente distraídas por dos cuadros anodinos, las ventanas y dos puertas (¡cierra, que se escapa el gato!).
Suelo de preciosa baldosa hidráulica que parece original de la finca, antigua finca. La iluminación es cenital y amarillenta.
Todo esto, unido a la blanca desnudez de las mesas, conforman una atmósfera un tanto desangelada. Siente uno algo de desazón al sentarse en la mesa, amplia mesa, vestida únicamente con un mantel blanco y una servilleta blanca. Un tanto inquietante cuando pasan 10 minutos y sigues con la mesa desnuda. Curioso sistema: ni cubiertos, ni platos, ni vasos, ni centros… Nada. Un mantel y dos servilletas. Blancos ambos.
Al rato nos sacaron unos blanquitos, que trajeron ya servidos, depositando las copas sobre la mesa… que continuaba desvestida. Ni un platito de cacahuetes o aceitunas… 15 minutos sólo con los blanquitos (manzanilla en mi caso). Ya entonces nos entregan en mano un cucurucho… que es la carta. Muy cuco, muy chulo aunque lo cierto es que nos llevamos un chasco porque esperábamos, ilusos, que contuviera algún aperitivo… Pero no, únicamente contenía letras. Eso sí, puestas con gracia.
La carta es muy muy sencilla: cuatro aperitivos, ocho platos, tres postres y dos menús a base de lo anterior casi por entero, uno con un plato y medio más. Con su asesoramiento, nos decantamos por el Menú Boixis, que consta de un aperitivo, cuatro platillos y postre, por 26€. Posteriormente añadimos una tabla de quesos, fuera de menú, a modo de prepostre. Y así quedó la cosa y así se lo vamos a contar:
• Crema de cacahuetes con tartar de langostino y calamar
• Coca de salazones
• Conejo en escabeche de rusiñol y puerros
• Sepia limpia sobre sepia bruta
• Dorada con pisto
• Tabla de quesos
• Torrija de turrón con helado de almendra
Pues toda esa inquietud que comentaba se disipó con el primer plato que nos llegó a la mesa, ese aperitivo en forma de crema de cacahuetes. ”Oye, aquí cocinan bien” nos dijimos. Es que se vio de lejos. El que ha preparado ese plato tiene duende. Qué cosa más rica, con la vaporosa crema envolviendo el tartar, algún detalle de uva e higo flotando y con un par de crujientes cacahuetes sumergidos… ¡Me hubiera comido un pozal!
Y lentamente, demasiado lentamente, se fueron sucediendo platos, todos con su puntillo. Destaco la coca de salazones, con tiras de maruca y mojama cubriendo una nube de burrata, divina, y la sepia limpia sobre sepia bruta por la genialidad del concepto, un oscuro guiso de sepia recubierto por una blanca capa de láminas de sepia plancha, aunque quizás le faltaba algo de mambo abajo.
Buena tabla de quesos: Servilleta-Mozzarella-Búfala ahumada-Gorgonzola-Comte-Stilton.
Carta de vinos curiosa, se lee de final a principio, cortita, con interesantes referencias bien de precio. Abrimos con una manzanilla Lustau, el grueso de la cena lo pasamos con un champagne que nunca falla de estupenda RCP llamado Veuve Doussot Brut Tradition y los quesos con un ribera de juventud mal aprovechada, López Cristóbal Roble. Tratados sin mimos especiales aunque servidos en unas buenas Schott Zwiesel. Me gustó el detalle de la champanera que contenía el hielo en estado casi de frappé, muy picadito, lo que otorgaba buena maniobrabilidad.
El servicio, tal como vengo anunciando, fue realmente lento, pero no porque lo fueran en sala, sino por el proceso en conjunto, supongo que el problema estuvo en cocina. La jefa de sala una joven encantadora y el camarero, un belga muy majo. Buena gente. Como los cocineros, que tuvimos la ocasión de conocer a la salida.
En definitiva, un proyecto que promete mucho, pero mucho, pero que todavía no está redondeado. Tienen todo para romper: correcto emplazamiento, muy buena cocina, buen equipo en sala… Les falta ajustar tiempos y protocolos, invertir un poquito en decoración… ¡y poco más! Poco más que es mucho más. Quizás les estemos exigiendo demasiado, pero es que con lo que apuntan...
Conforme vayan “haciendo caja”, esa precariedad de medios tan propia de estos ilusionantes proyectos seguro se verá mitigada y… ¡a triunfar! Que ya lo están haciendo, pues se habla de ellos bien por todos los mentideros de la ciudad, y como muestra un botón: estaba lleno.
Cena correspondiente a la cata del mes de Octubre del Grupo de Catas que también nos sirvió para visitar este nuevo e interesante proyecto que la mayoría no habíamos probado.
Hace años que conozco a Luiser, no tenía el placer sin embargo de haber disfrutado la cocina de Josue ni el trato de Cris, pero por lo leído desde luego las expectativas eran grandes y no salimos defraudados.
El local lo recordaba del anterior Restaurante, Just Godoy, agradable, ubicado en plena Ciutat Vella, pequeño, coqueto y cómodo, al estar solos fuimos ubicados en una gran mesa preparada para el evento, buenas copas, cubertería y mantelería.
Tras catar algunos enormes vinos de Ribera Sacra, temática de la cata, iniciamos la cena con el tartar de tomate y dátiles, buena combinación y sobre todo frescura para abrir boca; a continuación las lentejas con verduritas y taquitos de foie, un plato de los que más impresionó, rica combinación en una presentación novedosa y de gran sabor. Seguimos con los ñoqui de calamar con mahonesa de ensalada valenciana, muy buenos los ñoquis pero en este plato me llamó mucho la atención el sabor de la mahonesa, que completaba una interesante combinación. Después llegó la ensalada de cebolla y sardina, un plato espectacular por el punto de la cebolla y su matrimonio con la sardina. Finalmente y antes de los principales, la sepia limpia sobre sepia bruta, curiosa creación con la sepia tierna y muy sabrosa.
Reconozco que con los platos anteriores ya había cenado, y aún faltaban dos principales, el primero el Bacalao con jugo de arroz de ajetes y coliflor, muy bueno el bacalao y muy rico el fondo que ensalzaba al ingrediente principal. Y para terminar, las costillas de cerdo con estofado de setas, un plato que me impresionó, contundente pero a la vez ligero, armónico y redondo, muy bueno.
De postre Torrija de turrón con su helado, postre a la altura de la cena, de nuevo potencia en la torrija y frescura en el helado.
Buen pan, café y otros detalles de la casa. Servicio profesional, tiempos perfectos, atenciones y comodidad.
Sensación final de haber disfrutado de una gran cena, platos muy especiales, puntos de cocción muy cuidados, fondos creativos y todo ello con una excelente relación calidad precio.
Felicidades a todo el equipo de Boix quatre, desde luego repetiremos.
El precio no incluye vino.
Cena cata con el grupo de catas Valencia. Tanto por lo bien que eligen los vinos en sus catas como por el interés en disfrutar del magnífico equipo de cocina me apunté y tengo que decir que no se que fue más impactante, la increible selección de vinos de la Ribeira Sacra que nos acompañaron durante la velada o el menú de la cena.
Comenzamos con un primer aperitivo, un tartar de tomate y dátiles, un plato refrescante y original para comenzar a abrir el apetito. Seguimos con el segundo aperitivo, unas lentejas con verduritas y taquitos de foie, sabor, en mayúsculas y no penséis que por el foie, que se integraba perfectamente y más bien texturizada las deliciosas lentejitas. Tras ellos llegaron las entradas, la primera los ñoqui de calamar con mahonesa de ensalada valenciana. Mucho sabor, excepcional el punto del calamar y excelente la armonía del fondo fresco de la mahonesa. Siguió la Ensalada de cebolla y sardina. Tremenda la cebollita hecha a la llama y el plato servido a temperatura ambiente de nuevo se caracterizo por ser sabroso a la par de que ligero y disfrutable. El último entrante fue la Sepia limpia sobre sepia bruta del que se habla en comentarios previos, aparte del juego visual de nuevo destacar la textura de la sepia y su excelente armonía gustativa.... A esas alturas ya estaba yo rendido a la excelencia de estos dos cocineros que salían y cantaban sus platos casi con timidez, viéndonos enzarzados en los comentarios sobre los vinos que uno tras otro iban acompañando la cena. El primero de los platos "fuertes" fue el Bacalao con jugo de arroz de ajetes y coliflor, el sabor particular del arroz de col y bacalao acompañando un pescado en su punto exacto de cocción, terso y de nuevo... sabroso. El cierre vino de la mano de unas Costillas de cerdo con estofado de setas. Aunque quede reiterativo la perfecta cocción del cochino junto con el sabor aportado por el suculento estofadito de setas de nuevo impecable.... El postre una Torrija de turrón con su helado. Un postre contundente y refrescante a la vez... para los golosos como yo el perfecto colofón a una cena de mucho nivel. El servicio de sala fue impecable -era lunes y estábamos solos... ¡pero eramos 12! El precio no incluye vino... lo llevábamos "puesto"
Noche de miércoles, al día siguiente festivo local y además festivo para mí, cosa poco frecuente pues, en este aspecto también, servidor nada contracorriente la mayoría de las veces. Reservamos con mucha ilusión en este restaurante de reciente inauguración cuyos artífices nos tienen robado un trocito de corazón gastronómico y personal.
La sala es cuadrada con paredes de ladrillo desnudo y vigas antiguas de madera, conformando una decoración de aire rústico y un ambiente acogedor con un punto austero que tiene su encanto. Mesas amplias con buena separación y punto extra para su impecable mantelería.
Unas verdes para echar un vistazo a la carta y decidirnos por el menú Boixis (26 €) que consta de un aperitivo, cuatro platillos y un postre. Al tema:
Calamar en Ñoquis con Mayonesa de Ensalada Valenciana. Carta de presentación que componía el tierno troceado de calamar simulando el ñoqui sobre esa fina mayonesa de sabor afilado que te ubicaba en medio de la huerta. Imponente.
Conejo en Escabeche con Rusiñol y Puerros. A modo de terrina se presenta este corte de la preparación del orejudo, bien equilibrado, con sus verduritas y escabechado. Los rebozuelos y la salsa con fondo marca de la casa completaban el aderezo preciso para completar el deleite. Consonante.
Manitas de Cerdo Guisadas con Chorizo y Garrofón. … y yo, que generalmente huyo de las preparaciones gelatinosas, me tuve que descubrir ante la textura conseguida que sin perder su identidad no me resultó nada empalagosa. Además, la sinergia con la legumbre era brutal. Unas láminas de almendra y una piparra completaban el plato. Alquimia.
Sepia Limpia sobre Sepia “Bruta” (sucia). Para empezar, buen producto, reflejo del dominio del mercado donde se abastecen… pero es que la ejecución y el resultado es encomiable. La desnudez de la sepia limpia, tierna y marcadita, se asienta sobre la contundencia del guiso de la versión tintada acompañándose de una original cebolla encurtida. Enamorado.
Bacalao con Cuscús de Coliflor, Ajetes y Caldo de su Arroz. Gustoso y manejado con oficio el pescado quedando el caldo un tanto plano… y es que el listón que se había puesto en los platos previos estaba muy alto. Tablas.
Como postre, un Sorbete de Piña presentado como dos bolitas de diferentes texturas frías que suponía un liviano colofón y cortesía de la casa, a continuación salió una Torrija, la más próxima a las devoradas de chiquillo en casa un sábado por la tarde cualquiera y que me trajo muy buenos recuerdos. Bien empapadita en su interior, de cobertura tostada sin el exceso de caramelo que cubre las últimas que he probado y que a veces copa todo el bocado. Tradicional poderío.
Para beber, una botellita de Vegamar Syrah 2011 D.O. Valencia (14 €) sencillo, facilón y sin aristas servido en copas correctas.
El pan es rústico de corteza tostada crujiente con voluminosa y sabrosa miga esponjosa, ideal para rebañar el fondo del plato… y además calentito. Muy rico.
Unos cafés Nespresso para concluir.
El servicio por parte de Cris es más que destacable. Está en todo, parece que sus ojos se multiplican para controlar la sala, manejando los tiempos y adaptándose con facilidad al perfil que presente el cliente para llevarlo en volandas.
En resumen, se nota que la empresa tiene las ideas claras y con esa base estoy seguro que llegará lejos. Se palpa el conocimiento del producto y la experiencia en su manejo, también la ilusión de los inicios y una honestidad manifiesta. ¿Límites? Los que ellos se pongan. Está claro que aquí hay madera… y no va a tardar mucho tiempo en comenzar a arder. La acogida que ha tenido es buena muestra de ello. Suerte!
Nota: El precio reflejado es el del menú degustado y la RCP en función del mismo.
Torrija
Sepia Limpia sobre Sepia “Bruta”
Conejo en Escabeche con Rusiñol y Puerros
No voy a perder tiempo en presentar a los dos cocineros que se esconden tras los muros de la cocina del Boix Quatre. Josué y Ernesto tienen un largo curriculum pero no sirve de nada si después no demuestras todo lo que sabes.
La verdad es que en esto de la restauración no soy nada early adopter. Prefiero que las cosas se asienten y se ruede en el restaurante antes de ir a probar “suerte”, y es que soy poco jugador y no me gusta perder por eso siempre apuesto a caballo ganador… En este caso nos plantamos en el restaurante con apenas dos semanas de rodaje, pero la razón era obvia: plena confianza en el tandem de cocineros a los que ya habíamos visto trabajar tanto juntos como por separado.
Y como la confianza es plena, no hay mejor opción que decantarse por un menú degustación, en nuestro caso el Boixis, compuesto por un entrante, cuatro platillos y un postre (26€).
El menú se configura desde cocina pero preguntan si hay algún plato que se tiene especial interés en probar. Empezamos con una sopa fría de almendras y gambas muy rica, fresca y con los sabores muy definidos. Una buena forma de empeza y ya una presentación del estilo que vas a encontrar en el menú.
Los gnocchi de bacalao me llamaron la atención cuando leí la carta así que los pedí y no me equivoqué, sabor exquisito con el calamar casi crudo y una mayonesa emulsionada muy ligera.
Continuamos con unas contundentes manitas de cerdo guisadas con chorizo y garrofó. El plato es tan contundente como suena, o incluso más, pero está realmente bueno. La textura es perfecta, la gelatina de las manitas le da consistencia y el sabor concentrado es fantástico. El garrofón crujiente le da un punto extra al bocado.
Un plato gamberro que me gustó mucho, sepia sobre sepia bruta. Un plato en blanco y negro donde la sepia se mezcla con la sepia en su tinta, sacando lo mejor de cada una de ellas.
Bacalao con jugo de arroz y un cus-cus de coliflor, con el bacalao prácticamente crudo, puro sabor y buen juego con los jugos y la textura de la tierra de coliflor. Ese fondo de jugo de arroz es una maravilla, con unas hebras de azafrán que le dan un toque ahumado y especiado.
Como pre-postre tomamos una riquísima sopa de melón con jengibre y helado de yogur, un postre muy fresco, equilibrado en sabores y con el juego de las temperaturas.
De final la torrija de turrón con helado de almendra, plato genial, incluso para los que no somos muy de dulce, este postre tiene potencia pero también equilibrio, lo que lo hace redondo.
El servicio de sala a cargo de Cristina es excelente, sin doble tirabuzón pero todo por donde tiene que ir, cercanía con respeto por el cliente, eficiencia y un buen rollo que se transmite desde que cruzas el umbral.
La carta de vinos está bien seleccionada, con precios correctos y copas de buena calidad. Como sólo bebía yo me decanté por la selección de vinos por copas.
Experiencia más que aconsejable, con una cocina honesta, equilibrada en cuanto a producto y técnica, con raíces mediterráneas y concesiones modernas. El local además me encanta, me parece una reforma más que acertada, con ese ladrillo antiguo, buena iluminación y una distribución de mesas que permite una cierta intimidad pero también participar que lo sucede en esa cocina que tan bien comunicada y coordinada está con sala.
Al final pude acercarme ayer a comer. Llegué casi a las 4 con dudas de si estaría abierto aun o no, pero con la confianza de que en Valencia suelen cerrar tarde la cocina.
Antes había pasado por la puerta del Macellum y había visto que cerraban a las 15.45h, y en el Boix4 no conseguí ver que horario tenían por ningún lado. Así que entré y pregunté. Serian las 4 menos 7 u 8 minutos, muy amablemente y con una gran sonrisa me prepararon una mesa. Cómo se agradece una sonrisa siempre, pero sobre todo después de muchas horas de estrés (y que caras están últimamente).
El local ya lo habéis descrito, me parecieron originales los apliques de las lámparas todos hechos con utensilios de cocina, coladores, ralladores etc (todo metálico) que proporcionaban una agradable luz difusa. Luego había algunas lamparas colgadas que eran simples bombillas globo que para mi deslumbraban un poco y hacían una luz muy blanca, en algunas zonas cercanas a las paredes habían focos genealogías encastrados en el techo que son un suplicio por el calor que desprenden.
Hay 8 mesas nada más, mesas amplias y sillas cómodas de piel (o polipiel, no me puse a investigar).
La carta es una carta corta, con no más de 8 platillos, y algunos platos de cuchara entre los cuales la Olla Chulillana y un arroz meloso (que imagino serán fijos)
Hay menú de mediodía 19.50€ (creo) que incluye dos aperitivos un entrante/platillo y un arroz + Postre
Luego tienen 3 menús más diferentes precios, ninguno me pareció exagerado.
En la carta había entre otros, Calamar Gnochi sobre mayonesa de ensalada valenciana, Sardinas ahumadas a la llama con salsa dochi, manitas de cordero ... todo a unos precios correctos.
Como casi siempre que voy a un sitio nuevo a comer, opté por el menú de mediodía sin saber muy bien que me traerían, más que el arroz meloso (en este caso de gambas y sepionet con ajos tiernos).
El primer aperitivo. Calamar Gnochi. Buena presentación, estaba bueno pero para mi gusto un poco plano de sabor. Era calamar finamente picado con el que se conformaba el gnochi sobre un lecho de mayonesa cremosa (muy buena) de la que de vez en cuando saltaba algún trocito de cebolla que se tapaba el resto. Un plato muy fino al que dándole alguna vuelta más puede ser un básico de la carta.
Siguieron la sardina a la llama. Plato complicado de hacer y de entender para la mayoría de la gente (pienso). Son trocitos de sardina pretendidamente ahumados o asados, no terminé de entender que pretendían, en un caldo frio dashi con cebolleta (o puerro ahora no recuerdo).La cebolleta estaba muy pasada como hervida, como si hubiera salido de hacer ese caldo. Llevaba unos minúsculos cubitos que a la vista pensé podía ser Tufo pero que en boca resultaron ser un queso cremoso y de fuerte sabor, que no fui capaz de identificar al 100%. Pille una espina en uno de los trozos de sardina (trozos que eran del tamaño 3-4cm) que casi acaba conmigo. No me convenció el plato ni sus posibilidades, yo antes de hacerlo con sardina habría probado con sardina de bota, mojama o algún otro pescado seco..
De entrante/platillo: Olla Chulillana, ay amigo esto ya son palabras mayores. Impresionante olla, con unas alubias en su punto perfecto y un pedazo de (me pareció) falda de cerdo con muy poca grasa. No pregunté, pero me pareció cocida a baja temperatura y después marcada a fuego fuerte en la sarten. Un plato redondo, había alguna hierba aromática que destacaba que me recordó a la hierbabuena, todo el guiso llevaba ese perfume que a mi personalmente no me disgustó.
El único pero, es que en un menú donde el plato fuerte es arroz dar un plato contundente de Olla justo antes te deja medio aplatanado..
Arroz meloso con sepionet, gambas y ajos tiernos. Arroz en su punto de cocción, un pelín duro. Sepionet y gambas muy buenas. Las gambas peladas, algún bigotillo de gamba y resto de sepionet se coló en el plato. Para mi gusto al fondo/caldo le faltaba un poco de chispa, me gustan con mas sabor a pescado. El arroz no terminaba de estar ensamblado con el fondo, pero como la ración era generosa y yo comía despacio a mitad del plato había ganado todo en sabor y armonía, con lo que deduzco que un par de minutos de reposo antes de servir le hubieran venido de fábula.
Postre, melón sopa de jengibre y una espuma (ahora no recuerdo de que). No me gustó porque el melón era un pepino, no sabia a nada. La espuma recuerdo que estaba muy buena (pero había poca y se disolvió enseguida en la sopa). Imagino que emplatarian sin haber probado el melón, pero ese postre yo no lo habría servido.
Nota: Las manitas de cordero debían estar de vicio, porque todas las mesas de alrededor estaban comentándolo, pero yo ya estaba hasta arriba de comida y no pude probarlas (no por falta de ganas)
El local estaba bastante concurrido, solo habían dos mesas vacías. Muchas gente del sector, caras a las que no era capaz de poner nombre ni restaurante (soy pésimo para ello). No me moló demasiado el ambiente, parecía el cortijo de unos amigos con los cocineros entrando y saliendo continuamente de la cocina parándose a charlar con sus colegas/conocidos, pero ignorando al resto de clientes ni para tan siquiera preguntarles si les había gustado.
Se me olvidaba comentar la carta de vinos, no es extensa, pero tampoco excesivamente corta, precio correctos, pero no alcancé a ver ningún vino que me sedujera a priori, seguramente por ignorancia mía
En fin una opción más en la ciudad al que le quedan cosas por pulir, pero que con un poco de dedicación y atención puede ser un referente en su segmento.
Seguro que vuelvo otro mediodia y alguna noche cuando ande por Valencia
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