Situado en un cerro y dominando la ciudad se hace visible desde la lontananza como una imponente construcción dentro del Conjunto Monumental de San Vicente do Pino formado por la Torre del Homenaje, el Monasterio y el Palacio de los Condes de Lemos que se ha reformado y adecuado a un buen hotel de la red de Paradores. Ese Conjunto Monumental requiere una visita pues es la parte más importante de la ciudad.

Tiene un claustro de 3 alturas, un jacuzzi y una piscina exterior (solo para verano) El acceso a las habitaciones es algo laberíntico en la zona ampliada y dificultoso (estamos con paredes del siglo XVII). Las habitaciones son amplias con cómoda cama y buen ropaje, baño amplio con bañera y pocas amenities (sustituidas por frascos en la pared), buena TV y mesa de trabajo.

Complementa con buenos salas, buen servicio de recepción. El desayuno es eñ bueno y típico de paradores con buenos productos de calidad y buena variedad.

Su altitud obliga a regresar con coche, o taxi si se baja andando, salvo que quieras llegar agotado y directo a la ducha. Sin embargo el paseo de bajada a la ciudad merece la pena.