Platos idealizados en restaurantes

101 respuestas
    #1
    Gabriel Argumosa

    Platos idealizados en restaurantes

    Estoy esperando con muchas y grandes expectativas, mi nueva visita a Zamora este otoño, parar comer estos dos platos que tengo en gran recuerdo:

    En el Circulo de Recreo: Sopita tamizada de ajo, al perfume de lechazo

    y en Labrador de Castroverde de Campos: Caracoles con huevo escalfado a los que se había añadido algo de chorizo y jamón, estos en cantidades diminutas apenas perceptibles.

    https://www.verema.com/restaurantes/2165-meson-labrador-castroverde-campos

    Pero me acuerdo de esto publicado por Capel:

    “De pequeño las cajas rojas de Nestlé me parecían una perdición golosa. Ahora ya no me gustan. El queso en porciones El Caserío me arrebataba untado en pan en mis meriendas de adolescente. Lo probé hace poco y lo encontré vulgar, como el resto. La tarta Viennetta actual (antaño la famosa Comtessa) obsesión veraniega vinculada a los postres de los domingos tampoco colma mis entusiasmos golosos. Una y otra vez vuelvo a preguntarme lo mismo. ¿Cambian los objetos de consumo o es mi memoria la que me traiciona? Si hiciera extensible esta controversia a los restaurantes y bares que llevo visitados en mi vida sumaría una lista inacabable de decepciones y sorpresas positivas.”

    Y esto escrito por un vecino asturiano (Vilavella):

    “¿Tendría el comensal que evitar los restaurantes en que haya comido bien como el sabio viajero no vuelve a la ciudad en la que ha sido feliz? Es posible. Después de cuarenta años de oficio he sufrido incontables decepciones; me he enamorado de fabadas que me rompieron el corazón y de menestras que resultaron ranas; me han sido infieles las empanadas de lamprea por las que hice tantos kilómetros en vano y langostas que me juraban por Neptuno que eran del mismo Cantábrico y que al hincarles el diente se rieron en mis narices y confesaron entre carcajadas su extranjería, su origen remoto, su condición espuria.” En este grato articulo con historia incluida:

    http://gastronomia.elcomercio.es/index.php/component/content/article/145-jose-manuel-vilabella/1683-el-exito?directory=372

    Que no las tengo todas conmigo y digo conmigo, no con las cocinas.

    ¿Tenéis experiencias de este tipo?

    Saludos desde Cantabria

    #2
    Hambrebuena
    en respuesta a Gabriel Argumosa

    Re: Platos idealizados

    Ver mensaje de Gabriel Argumosa

    Es curioso, porque justo en los últimos años he mantenido esta conversación en más de una ocasión con Fernando. Y es que yo creo que conforme vas ampliado la experiencia gastronómica va aumentando el nivel de exigencia.

    Lo que antes me parecía buenísimo, ahora igual me parece tan solo correcto. Pero y digo yo! tiene techo esta maduración gastronómica? 

    Siempre digo que no me cansaré de unos buenos huevos fritos con patatas, pero los hay de muchas clases, y al final, pese a que las comparaciones son odiosas, creo que no podemos evitar caer en ello: "están buenos pero... los de Fulanito son mejores porque..." 

    El ejemplo de las porciones del Caserío me parece muy gráfico! Cuánto nos gustaban de pequeños, incluso de jovencitos! pero nuestra curiosidad e interés gastronómico nos ha hecho evolucionar en este sentido hasta ser capaces de probar una cantidad casi innumerable de quesos, por lo que al final el Caserío, inevitablemente, queda desbancado por completo.

    Sin embargo me viene a la cabeza, y eso que a estas horas no estoy muy lúcida, la nocilla o el chocolate. Pasen los siglos que pasen me seguirá encantando, y pese a que su elaboración ha ido evolucionando hasta encontrar gran variedad en el mercado, no creo que le hiciera un feo a una tableta de chocolate con leche Nestlé, el de toda la vida! Porqué? Pues o porque el sabor realmente no varía tanto, porque el nivel de exigencia no es tan alto o porque lo que nos gusta de verdad nos gusta para siempre y/o lo tenemos idealizado, no lo sé! 

    Actualmente tenemos mayor acceso a más productos, existe más variedad y las personas vamos creciendo y adquiriendo conocimientos, experiencias y nivel adquisitivo. Por lo tanto, cuando con 15 años me pirraban las hamburguesas del Burguer King, ahora me parecen para los chiquillos!

    Seguiré pensando Gabriel!

    Y no estaba muerto no, no! estaba tomando cañas!

    #3
    Juanjosantos
    en respuesta a Gabriel Argumosa

    Re: Platos idealizados

    Ver mensaje de Gabriel Argumosa

    Buenísima reflexión.

    Hay sabores de infancia que todavía me encantan y otros que, como dices, decepcionan ahora mismo (y sería mejor no haber vuelto a tomar y haberse uno quedado con el grato recuerdo de juventud).

    Pero eso no sólo te va a pasar con la gastronomía, hay muchas más cosas en la vida en la que te puede pasar igual.

    Ejemplo: amores platónicos de juventud. ¿ Cuántas veces aquella chica de la que uno estaba enamorado con 11-12 años ahora no la querría uno, con 35-40 años, ni en pintura ? Dejo a un lado a aquéllos que, desde los 12 años sean novios y sigan todavía con 40-50 años igual de enamorados (que serán los menos, pero haberlos los habrá, claro). Lo general es que uno recuerde aquéllo con cariño pero que la chica de marras, ni antes (y menos ahora) te haga ni pizca de gracia pasados tantos años. Ídem las mujeres que me lean con sus chicos "amados" con 10-12 años de edad.

    Lo que quiero decir es que en la vida todo tiene su sitio y su momento, no tiene por qué estar marcado para tod@s por igual (ni el sitio ni el momento), pero es el que es y, cuando pasa, independientemente del resultado y de lo vivido en dicho momento, nunca volverá a ser lo que fue (y de no haber experimentado algo nunca sabrás qué habría sucedido si lo hubieras, en efecto, experimentado en el lugar y momento en cuestión).

    Un ejemplo: los adultos que no tuvieron una infancia demasiado feliz. Es posible que lleguen a ser (y sean) adultos razonablemente felices (o felices de verdad) pero su infancia, feliz o no, es irrecuperable. Ídem con la adolescencia. Ídem con las experiencias a lo largo de la vida (viajes, gente conocida, lugares, aventuras, cosas aprendidas)...

    Es imposible volver atrás, como bien dice Hambrebuena, evolucionamos (a veces a peor en algunas cosas y en otras a mejor bien coyuntural o definitivamente), pero siempre vamos creciendo,... por tanto, no es extraño que eso que quedó grabado en nuestra mente de forma algo idealizada con 6-8-10-15 años, pueda venirse abajo si, 30-40 años después, lo tomamos pensando que nos va a proporcionar las mismas sensaciones que 30-40 años antes.... es muy complicado, como es francamente complicado con 50 años actuar igual que como cuando uno mismo tenía 10 o 20 años de edad.

    En la victoria mereces beber champagne; ¡en la derrota lo necesitas! (Napoleón Bonaparte. 1769-1821)

    #4
    Abreunvinito

    Re: Platos idealizados

    Yo creo que hay muchos factores condicionantes de esos buenos momentos (hambre, compañía, nivel de exigencia, edad...y hasta lo que habías desayunado esa mañana) que hacen que idealizas una situación con su comida e incluso su bebida.
    Además los factores externos: el proveedor de carne ya no es el mismo, ni la ternera, ni el cocinero, ni el camarero, ni la decoración, y además llueve.....
    Luego quieres repetirla, y no es que te pueda ocurrir; es casi seguro que te va a ocurrir como haya pasado suficiente tiempo.
    A mi en concreto me pasó de forma más notoria con el restaurante El Oso en Cosgaya subiendo a Fuente Dé: se me ha caido del pedestal.

    #5
    Gabriel Argumosa
    en respuesta a Hambrebuena

    Re: Platos idealizados

    Ver mensaje de Hambrebuena

    .

    Según se va creciendo en conocimientos gastronómicos, nos vamos poniendo niveles, pues nadie añora lo que no ha conocido. Al final si conoces mucho casi te conviertes en un talibán del comer.

    En cuanto a los huevos y patatas, no nos podemos olvidar que tienen glúcidos y grasas y eso a casi dodo el mundo le gustan y no hartan, sobre todo por su efecto saciante y gratificante.

    Luego hay productos que por su sabor y composición son mas adecuados para los niños, de hecho a ellos no les gustan las verduras y los pescados y si, la pasta y los lácteos en general

    Saludos desde Cantabria

    #6
    Gabriel Argumosa
    en respuesta a Juanjosantos

    Re: Platos idealizados

    Ver mensaje de Juanjosantos

    Un poco hilando con tu escrito, me ha venido a la mente esas aseveraciones de “las mejores croquetas las de mi abuela”, por ejemplo.

    Yo creo que se una él no haber conocido en ese momento otras, la figura de tu abuela endiosada y cuando ibas a comerlas, venias de corretear con hambre de los demonios y te supieron de maravilla.

    Hoy en día es fácil que a tu abuela le digas “tu de esto o aquello no sabes”, has comido croquetas de varios lugares y casi seguro que no tienes hambre pues has estado amodorrado toda la tarde con algo electrónico y mascando cosas.

    Saludos desde Cantabria

    #7
    Gabriel Argumosa
    en respuesta a Abreunvinito

    Re: Platos idealizados

    Ver mensaje de Abreunvinito

    En cuanto al restaurante que comentas, para mi siempre estuvo sobrevalorado, la ultima vez que comi en él, hara unos 5-6 años y en esta vez ultima, solo me parecio de aprobadillo.

    En cuanto al producto y proveedores, tenemos claro el ejemplo de los tomates, los de nuestras huertas y los comprados no son ni primos.

    Saludos desde Cantabria

    #8
    Jeronimo
    en respuesta a Gabriel Argumosa

    No hay derecho Gabriel.

    Ver mensaje de Gabriel Argumosa

    No tienes suficiente con contarnos a la vuelta los manjares que os habréis zampao, el bebercio con el que los habréis acompañado, las buenas compañías que habréis disfrutado, y todo el resto de cosas que sabes nos van a poner verdes de envidia a los pobres que no podemos acompañaros a Zamora
    No…!!! tienes que empezar ya a contarnos lo de la “Sopita tamizada de ajo, al perfume de lechazo”, lo de los “Caracoles con huevo escalfado” de Castroverde de Campos, hombre Gabriel eso a los amigos no se les hace, que no somos de piedra….. jajaja
    Que cochina envidia me da no poder acompañaros.

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