Translation: "Hacía 10 años que había muerto Ha muerto Santi Santamaria, un

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"Hacía 10 años que había muerto

Ha muerto Santi Santamaria, un cocinero mediocre, sobrepasado por las circunstancias, y una muy mala persona. Una persona nefasta. De hecho, ayer murió la persona, la persona horrorosa que era, que vivió del resentimiento y del ansia de revancha, que vivió del insulto sistemático a Ferran Adrià en lugar de reconocer que era un genio. Lo acusó de gay, de drogadicto y al final incluso de dar “química” en su restaurante –como si el pan no fuera química- y de perjudicar la salud de sus clientes. Se hace difícil de imaginar que alguien pueda caer más bajo. Que alguien se pueda comportar de una manera más miserable. Y además con Ferran Adrià, que aparte de ser el genio vivo más importante de la Humanidad, es también todo ternura, todo generosidad, de una bondad magnífica y serena.

La persona murió ayer, pues, en Singapur, pero el cocinero Santamaria –el restaurador Santamaria, por decirlo quizás de una manera más exacta- murió el 2001 atropellado por la esferificación, atropellado por el talento de Albert y Ferran Adrià. Por la superación de la cocina local y localista, por la superación de la cocina tradicional y artesana, y por la eclosión del arte y del artista, de la cocina basada en la inteligencia y en la creatividad, en el talento y en la sensibilidad.

Fue el primer restaurador catalán en tener tres estrellas y es el restaurador español que hasta ayer tenía más estrellas, 7. Pero su cocina no tuvo nunca ningún interés y de hecho se ha muerto sin dejar nada, ninguna idea, ninguna aportación, ninguna técnica. Nada de nada. Un vacío total. Sólo la mala leche, sólo el resentimiento. Sólo el vacío que deja, cuando se va, la mala gente. El vacío sucio e inhóspito, tan desagradable, tan mezquino.

Así como los discípulos de Ferran y de Albert Adrià –Carles Abellán, Sergi Arola, Albert Raurich, etcétera- han tenido éxito allá dónde han ido, y además Ferran los ha ayudado inmensamente con toda clase de favores y de asesoramientos, enviando clientes y críticos, guías gastronómicas y todo el que hiciera falta, Santi no ayudó nunca nadie, siempre se movió por el recelo, y tuvo, de hecho, sólo un discípulo, Xavier Pellicer, que fracasó estrepitosamente con l'Àbac y tuvo que volver a la madriguera “Fabera”. Tanto es así que ahora será el heredero. Muerto Gargamel ahora ha quedado el gato Azrael.

Los panegíricos de ayer –y los que hoy vendrán- son falsos y retóricos. He leído que el presidente Mas ha dicho que era una gran persona. En el supuesto de que el presidente lo conociera, que lo dudo, debe haber debido hacer muchos esfuerzos muy considerables por decir una mentira tan grande. Los elogios de los cocineros –y no digo nombres por no levantar polvaredas innecesarias- la mayoría eran y son falsos. Conozco estos cocineros y sé perfectamente qué piensan de él.

Ha muerto una mala persona que hizo daño a mucha buena gente y ha muerto un cocinero prescindible, que no deja nada, del que nada dirá la historia. Criticó la cocina de Ferran Adrià porque era poco sana, decía, y él ha muerto con un sobrepeso desmesurado y víctima de un infarto. Con Ferran cenamos hace unos días, y hacía cara de encontrarse fantásticamente."

Es lo que tiene internet. Cualquiera puede dar su opinión...