En general lo veo muy positivo en todos los aspectos. Quizás, lo de conocer las

En general lo veo muy positivo en todos los aspectos.

Quizás, lo de conocer las necesidades nutricionales del cliente en el momento lo dejaría optativo: si el cliente quiere y lo solicita ya que, si no, podemos entrar en el pantanoso terreno de la confidencialidad que exigen los datos de salud e, incluso, herir la dignidad y el honor del cliente delante de sus comensales. 

Por ser más claros: un cliente al que le sobren, por estatura, complexión, sexo, edad,... pongamos 20 kg y un 15% de grasa corporal, pero va a comer a dicho restaurante, lo primero que habría que preguntarse es si va:

- A nutrirse siguiendo unas pautas exclusivas de salud, es decir, a hacer dieta para perder peso (en cuyo caso se podría adaptar el menú del cliente a su dieta y sus necesidades especiales de salud, si las hubiera).

- A disfrutar de comer y beber y olvidarse de historias de dietas. Tiene sobrepeso sí, pero o le importa un pimiento estar gordo o, justamente, ese día quiere saltarse su dieta y comer lo que le apetezca (y, por tanto, ninguna maquinita le tendría que recordar, de forma automática, ni su grado de obesidad ni qué debería comer para estar más sano). Es cosa de cada cuál y, sinceramente, alguien con un mínimo de inteligencia, dos dedos de frente y la vista en buen estado, sabe cuándo le sobran kg (e incluso cuántos realmente le sobran para tener un peso relativamente ideal para su edad, complexión y estatura)... sin necesidad de que terceros (o robots) le indiquen nada al respecto.

Digitalizar sí, pero sin automatismos absurdos ni dejando a robots campar a sus anchas por el restaurante (y, ni mucho menos, tocar las narices a ningún cliente con cuestiones que al restaurante, si no se le piden, éste no debería ni pinchar ni cortar).

Saludos