En este país nos gusta mucho la calle, sobre todo si el clima acompaña. En

En este país nos gusta mucho la calle, sobre todo si el clima acompaña. En ciudades como Valencia hay locales que tienen una terraza realmente incómodas: sillas que te dejan las costillas para el arrastre, mesas pequeñas, viandantes que te repasan el paquete y el trasero por el cuello porque las aceras son minúsculas, el humo de los coches... Pero ahí estamos, y encima nos volvemos locos por esas mesas. 

Yo es que soy comodón y me gustan los interiores, los 0ºC (ni frío ni calor) y la tranquilidad de comer en un espacio dedicado a ello, lo que no quita que prefiera tomar un apertivo, almorzar o tomar una copa de vino o café en una terraza. Pero vamos, que aquí llegas a ver restaurantes vacíos en su interior y las terrazas a rebosar, y no siempre en verano...

Y claro, he aquí que la policía no es tonta y los políticos tampoco, incluso alguno es hasta listo, sobre todo para el tema pecunario, así que ven rápidamente de echarle mano a la caja del hostelero que, si quiere trabajar necesita de terraza y pasar por aro del ayuntamiento de turno. 

La misma historia de siempre...

Saludos

Dani