Pedrouzos, el legado de un visionario

Con la presencia de representantes de la bodega y acompañados por lo más destacado de la sumillería madrileña, ayer por la tarde tuvimos la ocasión de participar en una vertical de Pedrouzos, uno de esos pocos vinos ante los que el concepto del viñedo adquiere su mejor expresión y significado.

Situado en el pueblo de Portela, en Vilamartín de Valdeorras, se trata de un pequeño viñedo de Godello cuya plantación se data en 1885. Durante muchos años permaneció únicamente como un viñedo de la familia para elaborar vinos de consumo propio, hasta que en 2004 se elabora la primera añada del vino como tal. Suelos pizarrosos, cubierta vegetal, podas severas y rendimientos mínimos son las credenciales de esta preciosa viña que pudimos contemplar en varios momentos del año en una cuidada presentación fotográfica. Se recogen unos 900 kilos de uva de los que apenas se hace selección y tras una breve maceración pelicular y un desfangado estático, se pasa a barrica de 500 litros donde inicia fermentación, tras la cual permanece unos 5-6 meses en contacto con sus lías para pasar posteriormente a depósito de acero durante otros 6 meses. No realiza maloláctica y se embotella únicamente en mágnum, entre 300-500 en total dependiendo de la cosecha. No pudimos catar las dos primera añadas al no haber existencias en la bodega, pero sí el resto.

Pedrouzos 2010: muestra de depósito, añada complicada, mucha lluvia en invierno y primavera, verano cálido y seco. Producción muy reducida (menos de 300 mágnum). Carácter más maduro, con intensidad, más amplio que largo, final untuoso, de pronto consumo.

Pedrouzos 2009: embotellado hace poco tiempo y todavía no comercializado. Añada cálida pero equilibrada. Vino de carácter maduro, más frutal y menos mineral, para consumo más inmediato, bien de acidez, con longitud y seriedad. Veremos como evoluciona.

Pedrouzos 2008: año de clima más suave pero un vino francamente interesante. Profundo y mineral en nariz, con ahumados y cítricos, serio y estructurado en boca, con acidez y prestancia, longitud en el final y magnífico balance. Bien.

Pedrouzos 2007: un año más fresco y eso se nota a la legua. Vino mineral, austero, francamente equilibrado, con acidez, cierto peso y estructura. El vino más joven de todos y en nuestra opinión el mejor de la cata.

Pedrouzos 2006: va hacia abajo lentamente, cuando lo probamos por primera vez hará tres años nos impresionó, ahora se muestra más maduro, más amplio y menos definido, pero sigue estando ahí y según gustos fue otro de los preferidos.

En resumen, se trata de un vino que refleja perfectamente su origen, que muestra las características de cada añada, una vieja godello llena de encanto y volumen. Como siempre preferimos las añadas más frías, austeras y minerales que las cálidas, más inmediatas, más expresivas quizá en un inicio pero menos profundas. Lástima no haber podido catar el 2005, pues parece que es el mejor de todos.

En fin, tarde muy entretenida y vino realmente fantástico, de las mejores expresiones del godello que podemos encontrarnos. Agradecer a la bodega Valdesil y al restaurante La Cesta de Recoletos por habernos invitado a tan especial evento.