Visita a bodegas Ramírez de Ganuza

2 respuestas
    #1
    JA_Dianes

    Visita a bodegas Ramírez de Ganuza

    Continuando con las crónicas de mis visitas bodeguiles, el pasado fin de semana visité Laguardia con unos amigos de Gasteiz que hicieron las veces de Cicerone. El planning del fin de semana incluía una visita a las bodegas de Fernando Ramírez de Ganuza. Una maravilla oiga, una bodega con tan sólo quince años levantada a base de pasión y el lema preferido del amigo que me hacía de guía: ‘Si las cosas se pueden hacer bien, ¿por qué hacerlas mal?’, En el caso de Ramírez yo diría: ‘Si las cosas se pueden hacer de la mejor forma posible, ¿por qué limitarnos a hacerlas tan sólo bien?’. Yo soy catalán de nacimiento y andaluz de adopción, por lo que estas tierras y estas gentes me eran ajenas. Su carácter, su forma de vida y de trabajo, son distintas las que conozco.

    Os cuento lo que mis sentidos captaron allí, que no fue poco. Los antecedentes de la bodega incluyen a un Fernando Ramírez de Ganuza dedicado a la compra y venta de viñedos en al zona de la Rioja Alavesa. Fruto de esta actividad acabó por reservar varias de las mejores parcelas con las mejores cepas para tales fines. Estas parcelas son el origen de la materia prima con la que elabora toda la gama de vinos de la bodega. El recinto en sí está levantado sobre una vieja construcción, restaurado a base de adquirir piedra, madera (puertas, vigas, muebles) y antigüedades de otras construcciones antiguas. El recinto incluye el hogar de Fernando, la planta de vinificación (cubas de fermentación, de maceración carbónica, máquinas de despalillado, filas de selección, etc), un sótano de crianza con las barricas y botelleros, una sala de catas, y algunas cosas más que no tuvimos tiempo de ver.

    Justo cuando comenzaba nuestra visita estaban terminando de traer las últimas cajas de la vendimia de ese día. Y es que las traen en pequeñas cajas para no deteriorar la materia prima. Una vez ahí seguimos el camino de estas cajas y nos llevaron a unas mesas de selección, dónde el personal eliminaba los racimos no aptos para elaborar, y doy fe de que eran bastante celosos en el proceso. Luego separaban las puntas del racimo de los hombros. Las puntas eran introducidas, sin despalillar ni romper lo más mínimo, en unas cubas para realizar la maceración carbónica (de aquí sale el Erre Punto). Los hombros, materia de mayor calidad del racimo, se despalillaban y seguían el proceso normal de vinificación (creo). Tras esto nos mostraron los distintos inventos de Fernando para prensar (la famosa bolsa de agua que ejerce presión suave y homogénea evitando extraer taninos de dónde no se debe, huesos, etc.), bombear sin meter aire en el mosto, depósitos varios y demás artefactos que para un neófito como yo aun resultan extraños. En toda esta parte de la bodega la limpieza era soberbia (como decía aquel de la tele, ‘no se puede estar más limpio, ni más navideño’)

    Tras ver esto y sin más dilación pasamos al sótanos de crianza. Primero a la sala de barricas, dónde debido a la limpieza huele más a madera que a vino, pues limpian hasta la mínima gota que se derrama. Tenemos aquí barricas en su mayoría bordelesas de roble francés, pero también algunas de otros tamaños y algunas de roble americano. La cantidad de ellas creo que ronda las mil. Junto a esta sala se apilaban decenas de millares de botellas reposando en antiguas vigas de madera. ¡Qué envidia!

    Tras esto subimos a la sala de catas y probamos algunos de sus vinos en un ambiente de lo más dicharachero con Fernando y otras personas que también visitaban la bodega. Y tras esto el magistral detalle de darnos aprobar el vino en todas sus fases: el mosto aun sin vinificar, la reciente maceración (el Erre Punto recién nacido), el mosto recién vinificado y sin barrica destinado a la crianza. Una experiencia imprescindible para todo amante del vino, se te enciende un luz en la cabeza. Tantas horas de lectura de Peynaud (et al) empiezan a tener significado.

    Tras esto y con una alegría en el cuerpo que pa que os voy a contar, nos fuimos a casita, dónde dormimos con unas sonrisa de oreja a oreja.

    Saludos.

    Jose Ángel.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar