Escuetas reflexiones de un año ’en el vino’...

Hola a todos,
pues resulta que hace un año, día menos o día más, que hice un curso de cata.´
Llegué a esto del vino por casualidad, como todo en la vida ¿no? O quizá, en la vida, nada sucede por casualidad. Sí, ya lo sé, es muy complicado, que en este pais el vino te resulte completamente ajeno. No lo era, de hecho en mi casa siempre había habido vino, pero ese vino no me gustaba (y no me gusta). Decía que llegué a esto más o menos por casualidad. Por un vino que pruebas allá, por otro que pruebas por acá. Son vinos que se quedan en la memoria, pues son un guiño en un camino.
Más adelante en el tiempo, fui viendo con otros ojos un mundo por el cual tenía una viva curiosidad: El vino.
Más adelante en el tiempo... y con nombre de mujer, fui metiendome más en este mundo. Descubrí que había vinos que realmente me gustaban, que no eran esa cosa color rojo, que mancha, huele a alcohol... y cuyo sabor no me gustaba nada...
Faltaba algo... me gustaba, pero sentía (sentir... menuda palabra) que no entendía del todo qué estaba bebiendo... Era como si mirase en un estanque el reflejo de las estrellas...
¿Cómo que el vino puede oler a sotobosque? ¿rosas? ¿flores? Me encantan las flores! pero ¿puede un vino oler a flores?...
Me decidí a hacer un curso de cata, quizá así pudiera entender mejor qué estaba bebiendo... En efecto, lo hice y pude comenzar a entenderos un poco mejor. Entender qué estabais diciendo, porqué lo estabais diciendo... Entender. Sentir.
Ya hace un año y parece que hace mil años... o mil segundos, no sé.
Gracias a todos vosotros, en este año, no he dejado de aprender.

Gracias,

Jose