Escuetas reflexiones de un año ’en el vino’...
Re: Algo parecido me sucedió.....
Ver mensaje de joseA mi me ha gustado muchísimo el vino desde muy jovencito, pero realmente no me entró la pasión hasta hará año y medio, en que efectivamente realicé un curso de cata y empecé a aprender a desgranar un poco más todo lo que nos aporta ese magnífico fluido de diversos colores, sabores, testuras y aromas... del que todos nosotros estamos enamorados.
Es que cuando has confesado que te trasvestias, me he puesto romántico.
Yo no celebré mi aniversario, pues hará ya un año que lo celebro diariamente.............. :))
Re: Algo parecido me sucedió.....
Ver mensaje de ChocheFelicidades por tu primer año en este loco y maravilloso mundo Jose! Yo tuve contactos con el vino a nivel más profesional hace ya varios años...pero ha sido a raíz de mi encuentro con mis compañeros de Verema lo que me ha hecho gozar cada vez que veo una botella de vino, y cada vez que la bebo, y cada vez que la comparto.
Y también una mención de honor para mis amigos del ";Clan de los Antocianos";. Cada vez que nos juntamos a compartir vinos me crece aún más... la pasión por este mundo! :-))
saludos!
Álvaro
Escuetas reflexiones de alguien de donde casi no se toma vino
Ver mensaje de javierzacagniniEn mi caso, en mi amado y hoy lejano México, se trata de una cultura donde no se toma casi nada de vino. Simplemente, me parece, el tomar vino a diario se considera demasiado snob –por no decir costoso, lo cual por cierto es verdad.
Pero de mi casa tampoco estuvo lejos el vino, gracias a mi papá. Y en las cenas románticas, bueno, ahí también tiene uno la excusa de pedir una botella para tratar de impresionar a la dama (o damisela...) y aparecer sofisticado.
Pero la culpa de mi afición la vino (¿o perdición en él?) la tiene un buen amigo de Francia. Por su causa y acciones, este vicio ahora alcanza los perfiles de una religión. Estábamos en el Caribe de habla inglesa. Un proyecto grande, grande. Eramos entre ocho y diez personas. Y este buen hombre de Francia, quien dirigía toda la operación, no aceptaba concesiones: a la hora de la comida nos quitaba el trabajo de encima, y siempre pedía una botella de vino. A la hora de la cena, dos y hasta tres botellas de vino estaban en nuestra mesa.
El tipo (un sibarita) sabía del asunto, y cada día prácticamente nos obligaba a tomar vinos diferentes. Por cierto, uno no podría creer que en esa isla del Caribe hubiera tantos y tan buenos vinos, y que existieran aquellos magníficos restaurantes franceses, italianos, tailandeses, indios.
A los tres meses, regresé a México convertido, había dejado ";the dark side"; de la Coca, el té halado y la limonada. Llegué evangelizado, y predicando el evangelio a toda criatura, con todos los peligros asociados por querer convertir a los gentiles.
Cada vez que veo a este amigo le agradezco. Y agradezco también a Verema, donde tanto aprendemos a diario. Ojalá el evangelio resonara más en mi país. Ni modo.
DPW
twitter.com/daniel_pw
Al buen amigo, dale tu pan y dale tu vino