Una visita diferente a la Bodega Cauzón

El pasado 1 de abril quedé con Ramón Saavedra, alma mater de la Bodega Cauzón, pequeño elaborador ubicado al norte de Sierra Nevada, a pocos kilómetros de Guadix.

Dado lo intrincado del trayecto, quedamos en un pueblo cercano para ir hasta su bodega. Llegó la hora y nadie aparecía y nadie atendía nuestras llamadas telefónicas. Gracias a unos cuantos lugareños, y después de dar varios rodeos y saltarnos varios preceptos de tráfico, finalmente aparecimos en la puerta de la bodega, donde en la entrada lucían un cartel y una especie de blasón realmente difíciles de ver desde el coche. Vimos a una pareja de ancianos en el patio de la casa vecina y a ellos nos dirigimos. Resultaron ser los padres del dueño. Después de explicarnos que su hijo se había ausentado precipitadamente debido a un problema en uno de los viñedos, se ofreció amablemente a enseñarnos la bodega, a lo cual accedimos gustosamente.

Lo cierto es que es una bodega realmente pequeña, casi un "taller". Hacía tiempo que no veía útiles tan pequeños. El padre de Ramón Saavedra nos explicó sucintamente cómo elaboraban el vino.

Nunca había visto algo tan diminuto...

Incluso la sala de barricas cabía en mi terraza, que no es precisamente grande...

Pero pronto dejamos el tema del vino, que suele aburrir a mi familia, a la que llevé medio a rastras a la bodega...

Y lo bien que se lo pasaron mis hijos descubriendo el arcaico utillaje que decora la bodega...

Fue diferente, divertida, atípica, encantadora. Algo a priori plúmbeo para mi familia se convirtió, para mi sorpresa y contento, en un rato sumamente agradable. Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga :-)

Por cierto, a medio camino de Guadix nos telefoneó Ramón Saavedra para pedirnos disculpas por su ausencia y ofreciéndose a realizar la visita en ese momento. Le dijimos que daba igual, que con su padre nos había ido bien y habíamos quedado satisfechos. Y seguimos hacia Guadix, que ya se acercaba la hora de almorzar :-)