¿Turismo familiar en bodegas?

Lo se, lo se y también un paseo en todo terreno a ver la finca y comer uvas directamente de la viña.
Solo nos faltó conocer a la bruja que regenta el negocio ;-)

A ver si en una próxima vez. Siempre suelo acudir al final de las visitas para saludar a todo el mundo, pero no debimos coincidir. Nosotros incorporamos el desayuno y/o merienda de regalo con la visita poco a poco, precisamente porque nos dimos cuenta que venían muchos niños y gente mayor, que no probaban el vino o muy poco, y a los que se les hacía algo largo la sesión de catas, además con la cata de aceite ahora, los niños se ponen morados. Hay que ver lo que les llega a gustar a los crios el pan con aceite!!!. También veo muchos padres, no todos por supuesto, que a sus hijos mayores les dejan probar alguno de los vinos que les llaman más la atención, y ellos todos serios, hacen catas muy interesantes y demuestran que están acostumbrados ya al mundo de las sensaciones y de los olores, a veces incluso son mucho más agudos en las perefecciones que los mayors. A los padres les gusta también presumir de hijos con buena percepción del vino, y realmente los niños hacen muchísimas preguntas, muchas más que los mayores, si les das pié, a mi me encanta empatizar con ellos para que se lancen con las peguntas y no se aburran.Form parte de una visita agradble que ningún sector se aburra. A los abuelos por ejemplo, la parte del viñedo les deslumbra, precisamente porque muchos se criaron en el mundo rural, o han conocido más a fondo el mundo rural.A los abuelos les gustan mucho las historias del pueblo, la historia rural en general y las anécdotas rurales.

Nosotros acostumbramos a visitar bodegas casi todo el año y siempre con la peque (ahora ya con 8 años). Y ya empieza a hacer sus pinitos, sobre todo con los aromas, incluso se moja los labios ;-). Es como un juego para ella (no os digo nada si además hay pica-pica), pero es una forma de vivir este mundo desde pequeños y sirva un poco para romper posibles barreras hacia este mundo que tanto nos apasiona.

Los viñedos suelen ser espacios lúdicos para niños y gente mayor, precisamente porque son espacios , en especial en esta época del año, verdes, algo selváticos, como grandes jardines, donde los niños tocan, inspeccionan, prueban uvas - ahora verdes, preguntan como se hacen las cosas etc y con un poco de suerte verán el envero, que es aquel momento mágico entre principios y mediados de agosto, al menos en nuestra bodega, en que la uva empieza a colorear y ves en un mismo racimos los distintos estadios y uvas con matices desde el verde al negro, precioso.Si además el guía es alguien de verdad de la bodega y que le gusta su trabajo, sabrá hacer vivir en los niños la magia del momento. La transformación.
Entendiendo el trabajo que comporta llegar al vino en la botella, los niños se sienten atrapados por esa magia de las cosas atemporales.