Un pequeño recorrido vinícola por Châteauneuf du Pape
Ayer celebrábamos cata en la peña La Verema y me tocaba a mí organizarla. Con la colaboración inestimable y el asesoramiento de Labalandrane escogimos 4 de lo grandes de esta AOC del sur del Ródano: Beaucastel, Vieux Telegraphe, Clos des Papes y Bosquet des Papes. El infanticidio fue cometido con vinos del 2001.
La gran decepción de la noche fue el corchazo de libro con el que salió el Domaine du Vieux Telegraphe 2001. Imbebible y por el fregadero. Maldito TCA.
Hubo que improvisar una cuarta botella y la escogida fue una garnacha (siguiendo con el hilo conductor de los varietales en la cata) de la Rioja, el Paisajes VII 2000. Sirvió además de contrapunto como garnacha ibérica criada en barrica nueva, frente a la grenache de Chateauneuf criada en grandes fudres.
Ganó la cata el Clos des Papes Chateauneuf du Pape 2001, que a mí también me pareció el mejor de la noche, con una nariz muy aromática y fragante de ciruelas, zarzamora, nuez moscada y un fondo animal de enorme calidad. Complejísimo, serio y elegante, muy frutal en boca. Largo, sedoso y con un final ligeramente amargoso. (9/10)
Casi empatados quedaron Chateau de Beaucastel 2001 y Bosquet des Papes Chante Le Merle 2001. Me gustó más el primero, a pesar de que lo encontré muy hermético en estos momentos a este vino. Frutal fresca, con algún toque de confitura, y de algarrobas y muy ligeros recuerdos florales. Impenetrable en boca, austero y carnoso. (8,5/10). Habría que probarlo dentro de algunos años.
El Bosquet des Papes presentaba una de la narices más fragantes y cambiantes de la noche. Si bien en un principio la fruta roja y la confitura se veían acompañadas por ese ténue pero elegante fondo animal, la cosa fue cambiando a lo largo de la cata, apareciendo zarzamora, gengibre, y acabando con poderosas notas de lavanda. La boca no me gustó tanto, una amargosidad muy marcada, y ciertas sensaciones picantes en boca no me acabaron de gustar. Largo y con excelente acidez. A probar en unos años también. (8.25/10)
Quedó el último el Paisajes VII 2000, que no solo por no estar decantado se supo desde un principio que era el vino que estaba en el banquillo y jugó sin haber calentado en la banda. De color era el más vivo. Nariz algo cerrada en un principio, acabó sacando una fruta muy dulce, confitura y zarzaparrilla. Ligero de cuerpo, pero muy sabroso y amable, dio un honorable contrapunto (8,0/10).
Reitero mi agradecimiento a Labalandrane por todas las gestiones realizadas.
Una de las curiosidades de la post-cata fue probar el Terva Snapsi, un licor finlandés cortesía de Pedro Carroquino, ¡muchas gracias!, que es lo más raro y extraño que he probado en toda mi vida. No sé cómo está hecho pero olía y sabía a una mezcla de humo y alquitrán de asfaltar carreteras. Creo y espero que cuando Pedro lea esto nos explique algo de este curioso licor. Cerrando los ojos mientras bebes eso le transporta a uno a una carretera en obras en pleno verano cuando el paisano sin camisa, con un pañuelo de cuatro nudos en la cabeza y una pequeña señal reversible stop/flecha en la mano le hace parar a uno porque la máquina de asfaltar tiene que dar la última capa a la nueva carretera. Como la magdalena de Proust pero en versión estival ibérica. Raro, raro, raro.