Tocaba ir finalizando el Holocausto -los participantes tenemos ya unos años (

Tocaba ir finalizando el Holocausto -los participantes tenemos ya unos años (aunque parezcamos unos chavales) y la prueba fue de órdago-. Además, la última sesión prometía- Así que cerremos con este último hilo una de las grandes experiencias vinícolas que he vivido.

Habíamos finalizado en la 6ª cata y el 32º vino catado. Continuamos, a efectos del mejor entendimiento del evento, con dicha enumeración.

Séptima (y última) cata: cena 1 de agosto

33- Chateau Montelena 2018: Outsider en la cata, pues se trataba de la segunda sesión dedicada al Ródano. Chardonnay 100%. Madera integrada, mejorando bastante el que me había tomado hace 6 meses. Cada vez con más finura. Ahumado. Tostados. Bien equilibrado. Muy cítrico y mineral. Gran acidez. Esencia borgoña, con un toque moderno. Vainilla. Cera. Muy completo. Enorme blanco. El mejor blanco para mi.

34- La Doriane 2019. Condrieu. 100% Viognier. Piña, plátano. Albaricoque, flores blancas. Corteza naranja. Anís. Notas dulces, con un leve registro a miel. Mineralidad. Goloso. Un vino completísimo. El mejor para Don @Pepecano.

35- Chateau de Beaucastel 2007. Garnacha, Mataró y Syrah. Un clásico de Chateneuf, en la mejor añada de la zona. Viejo conocido del que nunca había probado una añada tan antigua. Fruta roja. Carbón. Tostados, notas boscosas. Muy buen especiado. Algo de cacao y Notas de caramelo. Leve traza alcohólica, pero muy equilibrado. Excelente.

36- Clos de Papes 2005. 15º . Garnacha 65%, Monastrell 20%, Syrah 10%, y 5% Cournois. Muy balsámico. Fruta dulce y madura. Licoroso. Higo. Tabaco. Presencia de algún cárnico y curo. Paso fácil por boca. Buen vino sin duda, pero tenía dos contricantes de órdago. Muy buen vino, pero en términos relativos el menor de los 3.

37- Clos Saint-Jean Deux ex Machina 2007.100 puntos parker. 60% Garnacha tinta y 40% Monastrell. El más oscuro de todos y con mayor extraccion) El más goloso de todos. Mora. Arándano. Ciruelas. Grosellas. Anisado. Flores rojas. Fruta compotada. Notas de regaliz. Cremoso y profundo. Gran volumen. Pimientas. Gran acidez. Excelente persistencia. El más completo de los tres. En un momento fabuloso y, sin duda, con recorrido.

Ganador de la cata. Deux ex Machina 2007 por unanimidad.

Para celebrar la reunión, y recordar lo que habíamos vivido durante las jornadas previas acabamos con otra copita -¿o quizá fueron dos?- de PX Ximenez Spínola, que nos supieron a gloria y del que, esta vez sí, hice foto.

Como conclusiones, aparte de las que, más sabiamente, vayan añadiendo los demás participantes del evento, el que suscribe diría lo siguiente:

1- En tintos, mucho mejor Ródano que Burdeos. Más accesibles. Se abren antes. Los grandes triunfadores, los excepcionales Domaine de la Janesse 2007 y el Deux ex Machina 2007.

Ciertamente, el combate, como ya se ha señalado, fue un tanto desigual: los Ródanos eran de primer orden -varios 100 Parker- mientras que los Burdeos eran de segunda línea. Las añadas fueron, en cambio, bastante parejas (2005 en Burdeos y 2007 en Ródano, ambas excepcionales).

Cerrados, por lo general, los Burdeos 2005. Hay que esperar o decantar, salvo los del lado derecho, merlots mediantes, que se muestran mucho más amables y accesibles.

2- En blancos, podríamos hablar mucho, porque hubo para todos los gustos.  A mi juicio, y dada mi preferencia por la uva chardonnay, en especial la borgoñona, me decantaría por el Chateau Montelena, aunque es cierto que otros, como La Doriane o el Mirando al Sur, rayaron a un enorme nivel.

3- Y en espumosos, la cosa para mí -y creo que en general- no hay duda: el Parisad 2003, lo que confirma una máxima en la que siempre he creído -como mis otros colegas de otro grupo de catas viejunas con los tendré el gozo de reunirme en Diciembre-: en los grandes vinos, nunca hay que tenerle miedo a la edad.

4- En la siguiente hay que debatir en profundidad sobre el tema de la decantación: ya hay consenso entre los participantes en que la próxima vez que nos juntemos media botella se decantará y otra media no.

Una experiencia maravillosa e ilusionante, pero exigente -hay que ir bien preparado- y ser consciente de que lo que se bebe, por lo que debe prepararse con cuidado -como así se hizo- y pensar las cosas con calma para no llegar al exceso irracional.

Y lo mejor, cómo no, la compañía, lo que hizo del evento algo verdaderamente único y educativo para quienes amamos el vino. Un máster vinícola del que, ojalá, podamos volver a gozar gracias, como decía en el primer post, a la inmensa generosidad de quien sugirió la idea y puso a la disposición de todos la inmensa mayoría de los monumentos vinícolas que fueron degustados (supinum magnanimum).

Ha sido un auténtico placer relatar los hechos que se vivieron. Volveremos con la siguiente de italianos -para organizarla nos reunimos un par de los participantes dentro de poco, Valbuena 96 mediante-. Pero, obviamente, para volver a ejercer de escribidor (Vargas LLosa dixit) aún habrá que esperar…

Un abrazo a tod@s.