Una bonita? historia de amor...
Como habían convergido más de una decena de botellas de beaujolais en mi bodega?...
Si te gusta disfrutar del placer de la bebienda a diario (o en palabras de mi santa madre “tienes un vicio muy feo”), el vino frances no es una opcion, o no es la mejor opcion, digamos que la RCP es francamentemente mejorable, acostumbrado a encontrar por debajo de la frontera de los quince € unos vinos estupendos (alabado sea Jerez), vino Frances y bebestimiento (creo que me acabo de inventar el palabro) diario son antónimos (para encontrar algo de champagne decente el listón esta sobre los 30€, borgoña, burdeos, rodano tendrías que buscar con lupa para encontrar algo en este rango de precios, quizá alsacia...), entonces como casi de pronto tenia once botellas diferentes de beaujolais...la explicación más sencilla y no del todo desprovista de algo de verdad, es que soy un comprado compulsivo.
La génesis de mi incipiente aficción/adicción al beaujolis empezó con una botella de Chàteu thivin incluida en un lote del excelente club de vinos de la tintoreria vinoteca ,me acuerdo que cuando lo abri pense que color más ploff...no me va a gustar, pero si me gusto y casi sin pensarlo había finiquitado la botella, al solicitarle más alpisteo de ese me comento que no le quedaba más de esa botella en concreto pero tenia de “su hermano pequeña”, el tapon de rosca me hizo recelar pero ese Thivin estaba estupendo. La conversión finalmente se produjo en un viaje a gijon, en la excelente vinoteca, camuflada de sidreria común y corriente que es el restaurante las rias bajas, el amable y enterado sumiller me sorprendió con un Jean Foillard Morgon “côte du Puy 2.018 que me gano definitamente para la causa del Beaujolais....continuara (espero).-