Totalmente de acuerdo. Lo de las mesas: sí, había gente (poca, por fortuna)

Totalmente de acuerdo.

Lo de las mesas: sí, había gente (poca, por fortuna) que parecía "vivir" en una mesa y dificultaba mucho probar algunos vinos, hasta el punto que tuve que dejar algunos stands interesantes por otros (que no contemplaba en mi ruta inicial) por ese motivo y porque no me gusta nunca (y menos en una fiesta como ésta) buscar conflictos con nadie.

Y luego, más en particular, el tema de no callar cuando alguien, bien Juan Such, Pedro Ballesteros, o cualquier de los ponentes-representantes de las bodegas está hablando. Había personas que, literalmente, no paraban de hablar (como un terremoto, no puntualmente) en voz alta, no importando el ponente. Está bien charlar algo, departir con el que tienes al lado un poquito en un tono de voz comedido, compartir impresiones de los vinos,... lógico, pero también hay que intentar darse cuenta de cuándo hacerlo, y a un volumen medio-bajo para evitar molestar en exceso al ponente y al resto de personas que quieren escucharle. Y, por supuesto, lo que yo diga no interesa para nada al que está 3 filas más atrás. No sé si es falta de educación, falta de tacto o ganas de llamar la atención (afán de protagonismo) el hecho de que haya personas que vayan a su puñetera bola y les importe un pimiento el ponente que levanta la voz (a pesar de la megafonía) y se esfuerza por hacerse escuchar.

Y luego, lo de los que pierden el norte con el bebercio. En efecto. Hay que intentar no sobrepasar ese límite que diferencia entre ir "contento" pero sin pérdida de control, con el "pasado de vueltas" y que pierde los papeles (dentro de que está claro que, siendo honestos, casi todos nos excedemos un poco en estos eventos)... Para eso están las escupideras: para escupir (pues si catas 100 vinos no es razonable beber de los 100 aunque sean buchitos)... y para tirar esa parte de vino de la copa que sabes (por tu propio bien) que no vas a beber y que, por otra parte, tampoco vas a catar ni escupir.