Todo mercado presenta esa dualidad. Como en alguna ocasión he comentado para mi

Todo mercado presenta esa dualidad. Como en alguna ocasión he comentado para mi los coches son lo mismo que una lavadora: Útiles, pero sin el menor interés. Soy un mero consumidor de ese artículo, sin embargo hay aficionados que se saben por su nombre de pila hasta el casquillo donde van las luces de churrunsteno galvanizado que se encienden al poner marcha atrás :-) Es necesario que existan consumidores de todos los niveles para sostener la estructura del mismo. Por ejemplo, un vino blanco que arrasa en ventas es el Castillo de San Diego. Lo he probado de nuevo recientemente y es un vino sencillo y simple. No resulta particularmente interesante, pero es un vino más que razonable por ese precio y, sobre todo, puede constituir un punto de entrada sencillo y económico al vino y permite, a la bodega, el poder mantener otros vinos cuyo retorno de inversión es a mayor largo plazo.

Por otro lado, la cultura no es vendible. No se puede vender la cultura de la danza o de la arquitectura. En todo hay una base de consumidores, con un mayor o menor interés fluctuante. De toda esa masa de consumidores surge un porcentaje muy mínimo el cual da un salto cualitativo en su interés por ese tipo de cultura y pasa a formar parte más o menos activa de esa llamada cultura del, en este caso, vino.
Considero que cualquier iniciativa en ese sentido seguirá estando abocada al fracaso si no se cuida, por encima de todo, la base que lleva a ese otro punto de interés por la cultura del vino. Cuando no es sencillamente una excusa para justificar gastos, puestos y todos los etcéteras.

Toca seguir promoviendo el vino, por nuestra parte, pero al menos en lo que a mi respecta mostrándolo como algo normal, natural y consustancial a la vida, a la mesa y a cualquier rato compartido; y, sin alharacas, intentando que quienes beban conmigo lo hagan, sin saberlo, con unos vinos algo menos habituales. Esperando, siempre, que algo haga click dentro de ellos, como hace muchos años lo hizo en mi.

Saludos,

Jose