Re: ¿Cómo se podría mejorar el consumo de vino en España?
Coincido con lo del cambio cultural, pero éste debe ser TOTAL. Es decir, no tiene nada que ver con que el vino sea percibido como poco "juvenil", sino qué es lo que se entiende por juvenil: la inmediatez, la rapidez, lo quiero todo y lo quiero ya. Y esa idea de "juventud" se extiende a personas ya bastante talludas. Amigos, beber vino CUESTA, y no sólo dinero: ¿qué otra bebida debe servirse ni demasiado caliente ni demasiado fría? ¿En qué otra bebida hay que demorar su consumo inmediato para que se adviertan sus matices? ÉSE es el problema: España es un país de blanco y negro que detesta los matices. El vino, por contra, es una bebida que invita a detenerse y degustar. Hay que aprender a beber vino, y aprender cuesta. Sin embargo, ¿alguien ha aprendido a beber cerveza? No, la abres cuanto más fría mejor y te la trincas. Da igual que sea en lata, en tercio, en jarra o en vaso. La cerveza es versátil, siempre dispuesta al consumo inmediato. Y lo mismo con las bebidas destiladas. ¿Y qué hacer, servimos el vino en vaso de tubo, lo embotellamos en tercios? No sé, quizás la solución esté en hacer vinos en los que los aromas importen poco (¿quién va a ponerse a oler su copa en un pub mientras juega a los dardos?) y concentrarse en el paladar. Yo he visto a mucha gente en pubs beber mosto pero a ninguna pedir vino.
La mayor parte de los españoles sólo conoce dos modos valorativos: me gusta / no me gusta. Incluso ahora que están de moda las cervezas artesanales y las elaboraciones distintas a la pilsener industrial, sólo podemos oír al consumidor: "Es rara", "está buena". Yo intento que mi padre aprecie el vino: abro un buen vino de crianza, le sirvo en copa, le digo que airee, que huela antes de beber... y al día siguiente me dice que le ponga un vaso con el vino joven que me cuesta 1'80, que él lo que quiere es cenar viendo el fútbol y que como me ponga tonto se abre una cerveza. Del mismo modo, los jóvenes que van a la discoteca a ligar no quieren estar pendientes de que el vino se les caliente, o de que se lo sirvan excesivamente frío, o de que esté poco ácido, o de que huela a moras, sino de que Pepito o Juanita les haga caso.
El vino es una bebida que requiere atención: demasiado problemática. Excepción hecha con los blancos que, servidos bien fresquitos (sin preocuparse de si está a 4 o 9º), son muy resultones. Pero como, desde hace mucho, no sé a quién se le ha metido en la cabeza que los vinos blancos son más del gusto de las mujeres, pues ya tenemos al burro en las coles. Para un vino que podría adaptarse mejor al ritmo de vida nocturno, resulta que empezamos a dividirlo para ver si es más de mamá o de papá. ¿De dónde sale ese bulo? ¿Las mujeres beben whisky como si fuesen leñadores escoceses y luego el tinto les resulta excesivamente tánico? Y viceversa, un chico puede pedir mancaroca con piña pero si bebe vino blanco se percibe como amanerado. Eso sí, algunos anuncios irritantes (véase Heineken) nos dejan bien claro que la cerveza es cosa de hombres. Pues así, así no vamos.
Saludos