Enorme en boca, de exquisita confección.

Teníamos la joyita guardada desde febrero de 2013 y hemos aguantado estos 4 años y medio con unas ganas brutales de abrir esta "delicatessen", apretando los dientes cada vez que nos asomábamos y la veíamos en la bodega. Le ha llegado el día. Abrimos la botella y nos encontramos un corcho en perfectas condiciones y apenas tintado 1mm en su base. Dejamos airear por espacio de una hora y procedemos a su cata a 17°C:

VISUAL: De color rojo picota de capa media con el ribete en tonos rubí, brillante y cristalino. Lágrima abundante, esbelta y transparente (88).

OLFATIVA: A copa parada encontramos aromas de guindas en licor. Al agitar aparecen frescos apuntes minerales a piedra de río y pizarra así como sutiles notas acompotadas a mermelada de ciruelas e higos secos, unos finos balsámicos de eucalipto y algarrobas, recuerdos de bosque mediterráneo (pino), castañas asadas y perfumes especiados de comino y pimienta. Complejo y de intensidad media conformando un delicioso bouquet (91).

GUSTATIVA: En boca es impetuoso, muy amplio y con una acidez impactante. Los taninos se muestran muy dulces pero claramente presentes, pilares básicos de su recia estructura. Vino redondo, de textura láctea y perfectamente ensamblado. Retronasal marcadamente mineral, pétreo es la palabra y a la vez un tanto salino. Algún terciario hace acto de presencia, cuero y cacao en polvo así como un atisbo amaderado fruto de sus 14 meses de crianza aportando unos delicados y elegantes apuntes tostados. Post-gusto ferroso, intenso, algo goloso y de algo más de tres minutos de persistencia. Vino con cuerpo, poderoso y en un momento óptimo de consumo aunque seguro que estará en todo lo alto algunos años más (y nos queda otra botellita, je,je...). Me ha encantado, un gran Priorato (94).

La RCP la considero muy buena. Pese a que costó unos 21 euros estamos ante un vinazo, los vale sin duda.

Lo maridamos en dos ocasiones. La primera con unos embutidos ibéricos y un buen queso curado de oveja en aceite y la segunda con un entrecotte de novillo argentino. Excelente en ambas combinaciones, con el queso curado fue sublime pues la mineralidad del vino armonizó maravillosamente con la textura terrosa y oleosa de nuestro queso y en el caso del entrecotte, esos apuntes licorosos y amaderados junto con su acidez fueron el perfecto contrapunto a los intensos y jugosos sabores cárnicos. Un vinazo para recordar, enorme en boca, de exquisita confección, un buen ejemplo de lo que puede ser un buen Priorato. 

Salud-os!!

  1. #1

    Expatriator69

    Fotos:

    • El vino

      El vino

    • En la copa

      En la copa

    • Con el embutido

      Con el embutido

    • Con el entrecotte

      Con el entrecotte

    • Jugosa carne

      Jugosa carne

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