Rojo picota con ribete rosa. Capa media. Brillante y con sedimentos. Lágrima glicérica. Corcho en mal estado.
La nariz empieza con unos aromas raros, algo descompensados, pero el aire obra en su favor y todo acaba por ordenarse. Frutas rojas y negras, regaliz, tonos licorosos, grafito, punzantes y balsámicos, trufa, apuntes tostados y un deje salino.
En boca es un vino sabroso, firme y tánico pero con una gran acidez. Creo que está todo ahí aunque de momento nos lo hemos bebido muy joven. No obstante muestra profundidad y una gran paleta en la que detectamos grosellas, moras, madera húmeda, tabaco negro, recuerdos a vainilla y mineralidad.
Final intenso y largo que nos deja sensaciones secantes, primarias y a piedras.
Todavía he probado pocas cosas de este productor, pero si algo tengo claro, es que elabora vinos originales, diferentes. Valdeolmos me parece más frutal y accesible, éste más misterioso, necesita guarda.
En Santander no, en Cantabria. En concreto Liébana. Se llaman Beatum y hay un tinto de mencía con un poco de palomino y un blanco de palomino. Ambos tremendamente originales, el tinto de hecho es mi mencía preferida, con eso te digo todo. Escasos y no son baratos, pero merecen la pena. Siempre he considerado la Liébana como la mejor comarca de Cantabria para elaborar vino, por su clima más cercano al de Castilla.
Saludos,
Eugenio.
Bueno macho, en la "provincia de Santander", por supuesto que no pensaba que los elaborase ni en el Paseo de Pereda, ni en Mataleñas ;-)
¿A qué precio se cotizan los Beatum, y dónde los encuentro?. Entonces El Peruco, ¿es otro Ribera?.
Nosotros por la zona de Liébana vamos de vez en cuando, también solemos aprovechar para visitar Unquera y sus famosas corbatas.
Jaja, ya sabes que yo soy de los que estudió eso de "Castilla la vieja" y entonces Santander era el mar de Castilla...
Están por los 30 pavos más o menos, los lleva el amigo Lluis Pablo (Wein & Umami). A Pitu Roca le encantan, creo que arrasó con el blanco y lo sirve bastante en El Celler. Liébana es una maravilla, un paraíso. Y no solo en lo paisajístico sino igualmente en lo gastronómico.
Saludos,
Eugenio.
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