La Borgoña mediterránea

Nueva añada de este tinto de las Sierras de Málaga que conjuga, como muy pocos, el carácter mediterráneo más puro con la elegancia más refinada en copa. En esta ocasión, se incorpora la Cabernet Franc a un ensamblaje que, por otra parte, sigue contando con la magistral presencia de la variedad autóctona Romé y el acertado contrapunto de estructura y aroma que aportan la Tempranillo y la refinada Petit Verdot. El resultado es uno de los mejores tintos que hasta ahora haya elaborado esta cada vez más afamada bodega de la Axarquía malagueña. Un vino de una enorme elegancia y finura, fluido y fresco, que nos trasporta a latitudes más septentrionales sin perder nunca su perfil mediterráneo. Un nuevo tinto que, a pesar de haber pasado ya por mis manos y mi paladar, aún permanecerá unos meses, en botella, a la espera de su lanzamiento definitivo al mercado.

El vino presenta una visual de color rojo rubí, de capa media-baja, con todos los rasgos de juventud bien presentes en su edad bien temprana y expresados en las tonalidades violeta que pincelan su superficie y lo engalanan con brillos purpúreos. De impecable limpidez, y lágrima profusa, abundante y glicérica, que cubre toda la superficie del cristal en un lento discurrir.

Con un perfil muy mediterráneo, destacan los aromas en nariz de los regalices, las violetas y las frutas rojas frescas: cerezas y moras de zarza, de una gran viveza en estos momentos, con ciertas reminiscencias de golosinas. La frescura se expresa en los recuerdos de piel de naranja y en las finísimas notas balsámicas que transportan los aromas del eucalipto y la fragancia de la jara en el monte mediterráneo. Esas notas balsámicas son casi la única concesión a una madera que está prácticamente ausente, empleada con la maestría necesaria para permitir la expresión máxima de la elegancia de un fruto en un estado óptimo de maduración, y que se deja translucir en unos apetitosos apuntes de chocolate negro, casi imperceptibles. La presencia de la Petit Verdot y la Cabernet Franc aporta un grado más de frescura y elegancia en los aromas, y ahonda en la profundidad y la seriedad de la paleta aromática, aportando finos recuerdos de hoja de té verde.

En boca es un vino increíblemente fluido, fino, elegante, fresco, a pesar de su irreverente juventud. Es, a la vez, sabroso y pleno en aromas de boca, con fragancias en retronasal donde se expresan de nuevo con finura los aromas francos de las cerezas y las frutas rojas silvestres, adornados con pinceladas de hoja de té verde. Con una acidez magistral que lo dota de una frescura impecable, el vino muestra unos taninos abundantes y firmes, muy maduros, estructurados en su textura de terciopelo que, junta a la frescura bien integrada, le auguran un futuro más que prometedor. Con un final fino y largo que invita a un siguiente trago.

En unos meses en botella (quizás un año), nos encontraremos con un vino que dará mucho que hablar...

Un vino mediterráneo, con el alma borgoñona... un Fleurie de la Axarquía malagueña...

  • Ariyanas Tinto de Ensamblaje 2011

    Ariyanas Tinto de Ensamblaje 2011

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