Brindis a la memoria de un tipo singular

La botella y su etiqueta hacen justicia al personaje y a la época. Todo un aventurero de los años 60.
Pero también un arriesgado innovador, que se decidió a conseguir en España vinos varietales a la francesa, cuando aquí aún estábamos con el vino de pueblo acoñacado.

Me gustó el color, un rubí poco evolucionado, limpio y brillante. Capa media-media.
El aroma intenso, de maderas finas y cuero, sobre un fondo de frutos rojos maduros. Elegante y tradicional.
La boca muy suave. Un vino de taninos domados, sin astringencias, y un delicioso posgusto especiado y duradero.

Procuraré hacerme con alguna botella para comentar con los amigos. Gracias Bodegas Torres y gracias Verema.

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