Un clásico que se lo sigue ganando

La cata del Viña Ardanza fué un placer esperado, sin sorpresas. Es lo que deseas cuando gastas más de 20 euros en una botella.
La presentación del vino es muy digna y el corcho está a la altura.
En visual dá una capa muy ligera, media baja, pero muy limpia. Y un rojo teja evolucionado pero vivo.
En la nariz una gran presencia de granos de café y maderas finas. Algo de cuero nuevo, y un cierto mentolado o balsámico.
En la boca una potente acidez. Un sorprendente frescor que ayuda a beber y comer. Larga permanencia. Algo de evolución en boca pero aún mucha viveza. Complejidad de especias.
Una feliz cata.

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