Vista: De color rojo picota con ribete granate, con signos de juventud, limpio, brillante, de capa muy alta y densa lágrima cargada de mucho color.
Nariz: De media intensidad, complejo, franco, al principio con cierto predominio de las notas de crianza (cedro y vainilla), pero con una buena presencia frutal (fruta roja y negra), especiado, característica que va ganando cuerpo con la evolución del vino en la copa, y con toques torrefactos y algún recuerdo vegetal.
Boca: Tiene buena entrada, algo goloso al principio pero que va perdiendo notoriedad de forma rápida para dar paso a un vino seco, sedoso, con ciertas puntas de calidez, tostado, balsámico, con buena estructura y cuerpo, de amplitud media, equilibrada, con los taninos pulidos, buena acidez y final de boca de media persistencia.
En resumen es un vino bien hecho con las características de los buenos vinos de la Tierra de Castilla que utilizan en sus ensamblajes mezclas plurivarietales con presencia de variedades de origen francés y español; con aromas complejos, en los que la crianza tiene un protagonismo importante, aunque sin ocultar la fruta, y con una boca interesante, de paso casi sedoso y de calidad.