Casi un año después.

El vino sigue dejando claro que es una verdadera maravilla de Toro, solo indicar que casi un año después, ha perdido una parte (eso si, mínima) de esa potencia aromática y gustativa que tan elegantemente desarrollaba a finales del 2011.
Pero sigue siendo una joya vinicola con mucho de todo y en gran armonía.
Espero con auténtica impaciencia disfrutar el 2009, ya que en unos casos ha sido superior al 2008 y en otros no ha sido asi, siempre refiriéndome a la D.O. de Toro.

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