Pudimos comprobar como este magnum de una añada extraña en Alemania, había evolucionado, el resultado extraordinario, el vino había desarrollado un ligero aroma de hidrocarburos, bien sea caucho o plástico, envolviendo una fruta como las ciruelas amarillas, manzanas, pera y pomelos, todo ambientado en una potente mineralidad que se dejaba sentir aún más en la boca.

Es aqui donde la pizarra de óxido marrón, de esta parcela en terrazas de mínuscula producción hablan, extracción, finura, elegancia todo muy buen puesto incluso esa mineralidad abundante, en el suelo, es notable en boca pero sin molestar al exquisito sabor de las manzanas y cítricos, donde un final de pólvora y pomelo, forman una extraordinaria sensación en la boca.