Una Monastrell para recomendar

Desde que caté este vino en su añada 2006 siempre he tenido claro que la Familia Juan Gil había conseguido con él algo importante y, por supuesto, se convirtió en un vino de los habituales en mi bodega. Ahora, esta añada 2009 ha conseguido una Medalla de Oro en los recientes premios Bacchus 2012, reconociendo así su gran calidad.

Vista: Limpio, brillante, de color rojo picota con ribete granate muy jóven, capa media-alta y densa lágrima bastante cargada de color.
Nariz: Tiene buena intensidad, franca, con predominio al principio de algunas notas balsámicas que acompañan a los aromas de la fruta roja y negra, muy madura, en sazón, y a toques mentolados, especiados, chocolate negro y algún recuerdo de monte bajo. Todo el conjunto muy apetecible y evocador.
Boca: Tan importante como la nariz; de buena entrada, intensa, de buena amplitud, sabrosa, balsámica, cálida, con toque amargoso, taninos pulidos pero presentes, algo goloso, de una buena acidez y con un final de boca considerablemente largo y que nos deja el recuerdo de haber bebido un buen vino.

Es un vino de los que hay que conocer y catar porque a todas las virtudes anteriores se le añade una presentación de botella muy elegante y todo ello por un precio que no llega a los 10 euros.

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