Casi tres años después....

descorcho una botella para mi cumpleaños, teniendo de competencia a un Vega Sicilia de 1994 y un Maria Teresa 2011.

El vino no fué el ganador, pero estuvo a una altura muy por encima de lo esperado.

La nariz ahora, sigue siendo frutal, pero es más variada y sobre todo más elegante.

La boca es puro terciopelo, pero ojo con expresividad y "alma". Los taninos son dulzones y suaves, pero hay acidez que supone que el vino durará unos años. El final una maravilla de persistencia.

Hubo momentos del día, que algunos lo colocaron por delante del Vega Sicilia, aunque el vencedor absoluto fué el Maria Teresa.

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