Dorado limpio y brillante.
Aromas de media intensidad, cambiantes, complejos, notas florales, frutas blancas de varios tipos, en especial de hueso, toques de piel cítrica, recuerdos de caramelo, un ligero tono empireumático, livianas trazas de hidrocarburos apenas perceptibles y un marcado fondo mineral y especiado.
En boca es una delicia, redondo, vertebrado por una soberbia acidez que hace salivar y limpia el paladar, profundo en el paso y largo en el final que nos deja sensaciones frutales y minerales con una buena persistencia y un dulzor ya prácticamente integrado en un conjunto que resulta encantador.
Soberbio Spätlese que tiene todo lo que le pedimos a un vino, originalidad, expresión de su tierra y de su año, equilibrio, accesibilidad sin renunciar a la prestancia y complejidad, además de una sobrada capacidad para envejecer. Y todo por unos 26 euros. Sin duda uno de los grandes Spätlese del Mosela y eso, créanme, es mucho decir.

Buena intensidad. Goma, fruta tropical, fruta de hueso, notas de manzana ácida, hidrocarburos y miel.

Buen ataques. Fresco, equilibrado, buena acidez, dulzor moderado. Buena amplitud. Paso suave. Postgusto largo amielado y cítrico.

Ejemplo de lo que da la riesling si se le da tiempo en botella.