Recuperación e identidad, son los principios de esta bodega, incorporando la reciente gama de vinos blancos.
Aquí tenemos un coupage de Pansa blanca, Moll y chardonnay, muy curioso.
Su nariz es exótica pudiendo distinguir buenas notas citrícas, hierbas y anisados. En boca su gusto nos recuerda a los nisperos, fruta blanca como la pera.
Buen recorrido, fresco y vivaz, me gusta.
Esplendido vino con la variedad Moll autóctona de la región de Binissalem, variedad que probamos por primera vez y que nos ha convencido, nos aporta un vino complejo e interesante.
VISUAL: De color amarillo pálido matices verdosos y tonos oro, de aspecto límpido.
OLFATIVA: Buena intensidad aromática, mucha fruta tirando a pera y una piña que se va marcando a medida que se oxigena, junto recuerdos cítricos, con matices herbáceos, mieles, apuntes medicinales, anisados, esmaltes, que lo podríamos definir como aromas florales, al final te recuerda a un buen cava sin carbónico.
GUSTATIVA: Entra sedoso, con cierta untuosidad, paso graso, buen peso, toques dulces y cítricos, muy buena acidez, con bastante longitud, quizás menos fruta que en nariz, recuerdos ahumados y anisados en su final.
Magnífico proyecto de esta pequeña bodega familiar fundada en el año 2000 por el biólogo y viticultor Andreu Suñer y el médico y enólogo Jesús González.
10€aprox.
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