Hondura y frescura.

Amarillo dorado.

Profundo y complejo en nariz, mineral y salino, con un fondo de almendra verde, maderas finas, canela, ebanistería fina, punzantes ligeros y un punto de vegetal y floral de una elegancia increíble (con recuerdos a madreselva), toffes ligeros, bollería... De una complejidad impresionante pero muy armónica, mostrando matices diferentes a cada momento.

En boca es serio y vivo, de ataque vivo y buen paso, equilibrado y amplio, salino y de una acidez viva que le confiere frescura además de la profundidad que le caracteriza. Larguísimo.

Para tomar con lo que sea, pero es imbatible con los quesos fuertes, desde un Munster a un Reblochon bien afinado pasando por un Comté, un Cheddar artesano, un manchego curado o un Idiazabal. Allí donde hayan fracasado otros, éste triunfará, es magnífico para los retos difíciles: desde revuelto de boletos o huevos trufados, cochinillo confitado, sopas y consomés o ensaladas (mejor con frutos secos). Y como ya estoy harto de decimales, se merece un 10 redondo.

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