Matsuando

Si Matsu es esperar, lo cierto es que se puede seguir esperando (matsuando) porque el vino está perfecto varios años después.
Mantiene un color vivo. En nariz sigue intenso de fruta y se aprecian mejor las notas de crianza bien equilibradas.
En boca sigue siendo lo mejor: con buen cuerpo, buen equilibrio, frutal pero goloso. persiste buena acidez y con taninos maduros e integrados. Sigue persistente y poderoso pero muy agradable.
Tenía aún la etiqueta del precio: 9.60€. Un regalo para esa calidad.

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