Otra botellaza más.

Si es que no puede ser, no las dejo descansar, con esto de tanta fiesta y cumpleaños, degustamos demasiadas botellas de vino espumoso. El gran problema, o la gran ventaja y satisfacción, es que nos gustan a todos los amigos y la familia.
Nada más que indicar a lo descrito más abajo, solo que por imperativos familiares, en esta ocasión se compartió con una tarta de profiteroles con nata. Fantástico el resultado, al final besos y aplausos para el anfitrión y para el champagne.

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