Un gigante del "otro" Duero

Picota violáceo muy cubierto, con destellos rosas hacia el borde. Ribete guinda. Limpio y brillante, sin precipitación. Lágrima densa, lenta y en columnas muy juntas.
A copa parada, intensísimos aromas a violetas. Después moras, cerezas, bosque húmedo y licor.
Nada más llevártelo a la boca, notas una sensación de frescura e intensa acidez. Poco a poco vuelven a salir los sabores a violeta, mezclados con grosellas. La madera está muy bien integrada. A medida que se va aireando, aparecen sabores a tabaco, regaliz, clavo, y menta. Algo de panadería y un toque mineral al final. Muy pulido y elegante.
Postgusto larguísimo, con recuerdos a fruta y tierra mojada.
La primera vez que catamos este vino, fue en el norte de Portugal, hará unos siete años. Mi intención era probar, por fin el Barca Velha, (tenían el 1991) pero el joven y simpático sumiller nos aconsejó este otro, comentándonos que nos alegraríamos de la elección. Desde entonces soy un incondicional del Quinta do Vale Meao, e intento comprar todas las añadas. Con Batuta, Charme, Xisto y Reserva Especial de Ferreirinha es uno de mis vinos favoritos del Douro.
Me gusta tanto que le perdono haberme quitado la oportunidad de haber probado Barca Velha... de momento.

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