Astronauta en órbita

La cuenta regresiva comienza
hora y media antes de abandonar la nave,
e intuyo interrumpido astral mi viaje
mucho antes de que empezara a ahogarme.
Y en el espejo mi cuerpo etéreo es fornido
brillante.

En mis curvas alcohólicas se percibe
la absoluta ingravidez burbujeante.
Se sueñan los sueños densos
del astronauta en prácticas.

En ignición picota impoluta
preparado alunizo
sobre el anillo morado orbitando
mi compromiso con el tiempo.

Y así de mí despega
madera astral tan delicada.

Cometas de pimienta rosa y negra
tras estelas de frambuesas, súmmum de ciruelas.
Humo de cigarrillos finos
recién liados en atmósfera de menta.

Recuerdos tostados del incendio ficticio de un roble cortado en la luna.

Mi escafandra sutilmente se empaña;
ese agua pura atravesó rosas violetas.
En la boca
ahora lleno galaxias frescas,
meteorizo en la lengua fruta roja peta zetas.
Me expando
y mi recuerdo aterciopelado pesa, y no pesa:
cuando se eleva en un halo que de nuevo me recuerda

entero, largo, elegante
realizado.

Dicen que tras un tiempo en ingravidez
el tamaño del corazón del astronauta disminuye.
A este Astrales 07, le quedaban muchos latidos por delante,
pero ya estaba en estado de gracia;
me alegro de haberlo puesto en órbita.

Recomendado por 1 usuario

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar