Una auténtica sorpresa, por su agilidad para evolucionar en copa, por su equilibrio ...

De Anthony Terrin el vigneron de Toro se ha dicho practicamente todo, y lo versado siempre son halagos a su trabajo, gracias en gran parte al magnífico Tintán del Bendito. En esta ocasión no engrosaré mas páginas sobre Titán, ni tan siquiera sobre sus dos inquietos y sorpresivos dulces (La chis Negra y Antojo Rubio), lo haré sobre el vino que soporta en precio y cantidad a cualquier bodega, su “crianza”.

Realmente la añada 2008 una auténtica sorpresa, por su agilidad para evolucionar en copa, por su equilibrio y ¡que leches! Porque está muy, muy rico. Hablo de un vino que rezuma aromas en perfecta conjunción de finos cacaos, trufa y tinta china, sobre su esencia de fruta negra y un fondo de matorral que distingue a esta variedad. Excelente acidez, fresco, firme en su estructura tánica, un vino pulido que nos ofrece nobleza, abriendo paso a un punto final de acetona que lo distingue y lo hace grande.

Si usted agradeció la existencia de titán del bendito le aseguro que añorará no tener más botellas de este crianza, al menos en su añada 2008.

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