Color granate, menisco anarnajado que denota evolución, capa media, fina lágrima sin tintar.

En nariz le cuesta arrancar pero van apareciendo aromas de intensidad media de fruta negra madura, muy especiado (pimienta negra sobre todo, vainilla y clavo), finos cueros, maderas nobles, fondo mineral y carácter más balsámico; complejo, equilibrado, buena persistencia; es lo mejor del vino y demuestra elegancia afrancesada.

En boca es un vino equilibrado, elegante, con su proporcionada acidez, mantiene sensaciones de fruta negra y especias, taninos muy integrados, notas leves de mineral. Ajustada persistencia final.

Pasa el tiempo y como buen vino francés se mantiene vivito y coleando. En cata ciega se reconoció como francés por su elegancia de forma unánime: por algo será. Por 45€.

Buen Burdeos y aun precio relativamente asequible. Vestido de un ceraz granate, con menisco claro y capa media se muestra cerrado y tímido al principio. Con paciencia aparecen con potencia fruta negra, pimienta negra muy marcada junto a vainilla y clavo, sotobosque, finos cueros, maderas nobles, almizcle y un fondo mineral. Con más tiempo en ciopa muestra un carácter más balsámico con notas mentoladas sobre cacao puro.

En boca baja algo el listón de su gran y compleja nariz, mostrándose algo secante, bien de acidez aunque algo corto de fruta, mostrándose más mineral con un final torrefactado y un fino amragor.

Un aroma a humedad de terroir y bodega de castillo bordeles te embriaga cuando descorchas este maravilloso caldo. Un color teja, caoba cin aromas alcoholicos, es muy limpio, con terroir, cafe torrefacto, ciruela pasa, sotobosque de helechos, mineralidad caliza (suelo calcáreo) y flores silvestres. Es goloso y redondo, suave, nada potente, con sabor a bayas silvestres, clavo, cafe y toffe, largo y duradero en paladar del postgusto.
Virtuoso con potaje de vigilia o con surtido de embutidos ibéricos. Hay que dejarlo abierto y decantarlo no le va mal pues no está filtrado.