Estoy seguro que Benedicto XVI no es ni sera nunca uno de mis dos lectores. Pero supongo que de vez en cuando se toma una copita de vino mientras redacta la siguiente disculpa - lo cual a ultimas fechas pondria al pontifice en riesgo de cirrosis.
Si con este vino se expiaran culpas, otro gallo nos cantara a todos. Es de una asombrosa complejidad, no se cansa de cambiar y destacan dulces frutos del bosque, higos frescos, regaliz, monte bajo, flores, compotas, pimienta blanca y nuez moscada, que se yo. La verdad es que no le hago justicia y apenas puedo describir su fragancia, y sin embargo no es un vino particularmente potente. Tiene un recorrido sedoso, esferico y sin cambios en textura, que de inmediato manifiesta su complejidad y su integracion. El tanino es serio, y su carga frutal tambien, pero de alguna manera la sofisticacion del vino hace que el todo sea mayor que la suma de las partes. Un chateauneuf de confesion, indulgencia y regocijo. Bendito sea Dios entre otras cosas porque me queda otra botella.
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