A tener muy en cuenta

Dorado pálido limpio y brillante.
Nariz de media intensidad, franca, limpia y floral. Toques de fruta blanca de hueso, piel de cítricos, un ligero fondo mineral y un fresco recuerdo de hierba recién segada. No muy complejo pero sí muy limpio y deliciosamente armónico.
En boca es un vino sencillo, fresco, amable y tremendamente equilibrado. Vertebrado por una acidez cítrica muy bien integrada, es de paso amable y redondo y tiene un final con cierta longitud, que nos deja recuerdos de fruta amarga y un cierto posgusto cítrico y mineral. Buena persistencia.
Antonio Cajide es uno de mis nuevos “colleteiros” preferidos de Ribeiro, un viticultor con las ideas muy claras y que trata de respetar la identidad de su tierra en sus vinos. Este, su blanco “básico”, sin disfraces de maderas, es eso mismo. Lo que uno espera de un buen Ribeiro. Muy rico.

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