Buen blanco riojano.

De color amarillo dorado, destellos idem y lagrima de gran densidad.
En nariz predominio de notas almibaradas, membrillo, miel, vainilla, bollería, maderas finas y finísimos tostados.
En boca tiene una entrada glicérica, muy untuosa, con una ligera dulcedumbre, correcta acidez y quizás un pelín alcohólica, postgusto muy largo con recuerdos almibarados y cierta amargosidad final.
Le estoy cogiendo el gusto a estos blancos riojanos.

  1. #1

    Joseangel

    Tienes que probar más, pues hay mucho nivel en los blancos riojanos actuales (los clásicos son ya un mundo aparte).

  2. #2

    Kintiman

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    Pues la verdad es que si, pero ya sabes, no se puede estar a todo, el 80% de los blancos que tengo en casa son gallegos, así que ya sabes lo que toca este verano, jeje.

  3. #3

    Gastiola

    Algún txakoli también llegará. Así me gusta, que empìeces a tomar cosas ricas.

  4. #4

    Kintiman

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    Es que ya empieza el calorcito y apetece cambiar de color, jejeje.
    A ver que tal de beber me dan estos alicantinos/valencianos.

  5. #5

    Beintrade

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    Los nuevos blancos, con fermentación en barrica, y algunos con ligera crianza, estan sacando chipas a la variedades de la zona, esos sabores a lácteos y panaderia, siendo secos en boca, y agradables y mu frutales en nariz... yo particularmente soy un enamorado de esos detalles mas complejos que la elaboración clásica de los blancos. y este Cueva del Monge es un ejemplo de detalles.

    Por cierto esta rico solo y acompañando casi cualquier comida (quitando carnes rojas y caza mayor)

    Un saludo beintrade.com

  6. #6

    Joseangel

    en respuesta a Beintrade
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    Me gustan cada vez más los blancos riojanos que se están haciendo en los últimos años. El paso por barrica les aporta mucha complejidad, pero sin que pierdan carga frutal, que sigue siendo la protagonista. De este tipo de vinos probablemente los que más me han gustado sean los de Abel Mendoza, que lleva mucho tiempo haciendo las cosas bien.

    Respecto a lo del maridaje, desde luego que son más versátiles que los tintos. De todas maneras no le doy mucha importancia a este aspecto, ya que, exceptuando en restaurantes, la mayor parte del vino que consumo lo hago sin comida de por medio. Para ser más claros, con la comida o la cena cae una copa, pero el resto de la botella la tomamos dándole tiempo al vino, de sobremesa o, mejor aún, mientras ves la tele sentado cómodamente en el sofá. Un saludo.

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