Casi 4 años después volvemos a probar este vino y lo cierto es que apenas ha cambiado con respecto a la vez anterior, complejo en nariz, misterioso, con todas las notas que uno espera de un gran Barolo, quizá los vinos tintos más apasionantes del mundo por aromática.
En boca mantiene su fuerza interna y su tensión, largo, enorme acidez, finura y elegancia, tanino marcado pero perfectamente integrado en un conjunto que muestra la clase de uno de los grandes. Larga persistencia.
Paso a paso, poco a poco este vino va evolucionando con grandeza, con lentitud, sin prisa, como hacen los grandes vinos. Añada complicada pero accesible, un vino ideal para comprender lo que es el universo Giacosa, el más grande de las Langas. Unos 110 euros, lo bueno hay que pagarlo.

Rojo rubí, ribetes rojizos, casi anaranjados, capa media.

Nariz de buena intensidad, muy primaria, con evidentes aromas florales, violetas y geranios, frutales de cerezas en licor, unos ligeros toques especiados de nuez moscada, recuerdos balsámicos, un mínimo fondo térreo y fúngico, notas de café en grano y tabaco de pipa amén de unos atisbos tostados. Le falta desarrollo, pero muestra una elegancia y una profundidad sobresalientes.

En boca es un cañón, un vino son una estructura brutal, pero con todo su desarrollo pendiente. Vertebrado con una soberbia acidez, de paso firme y duradero, mucho cuerpo, muy compacto. Final largo, de tremenda amplitud, con una persistencia suprema. Quedan recuerdos frutales y especiados. Tanino brutal, salvaje, pero con la integración y nobleza que solamente un maestro es capaz de lograr.

Recién sacado al mercado, este Barolo será sin duda un vino de larguísimo recorrido en botella, en el que no hará sino mejorar, aunque seguro que pasará por sus fases herméticas como todos los grandes vinos. Añada clásica, más bien fresca para un Barolo de libro, de los que hay que poner como arquetipo. Unos 105 euros, es un vino caro pero realmente sublime.