Excelencia.

No creo en la perfección. Ni por asomo. Me niego. Sin embargo si la casualidad llevó a este vino a ser así, o bien fue pensado y creado así por alguien, su nivel de excelencia es
absolutamente extremo.
Todo medido. Ni le sobra, ni le falta nada. Concentrado como aceite de coche, tinta la copa; y sin embargo un paso en boca suave, sutil, ligero y grácil. La acidez imperceptible que limpia tus sentidos para el siguiente trago. No es todo lo que uno puede esperar en la propia concepción de lo que es un PX, es infinitamente más.

(PVP: Ni idea, lo probé merced a la generosidad de un amigo)

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