Vino encerrado en botella de diseño cercano a la borgoñesa. Etiqueta con aire moderno y flamenco, lunares blancos sobre fondo colorado.
A la vista se manifiesta rojo picota con una capa media y menisco color teja. Fina y persistente lágrima. Limpio y brillante.
En nariz sobresalen abundantes frutas rojas muy maduras, cacaos, chocolate, madera bién integrada, es imperceptible.
En boca es cálido, taninos domados, muy mineral, con ligera acidez que le dará vida algún año más, frutas del bosque pasas, chocolate, pimienta verde, está elegante, llena la boca con su fina carnosidad. Tiene un buén paso de boca y me dá una permanencia en boca de 2,45 minutos.

Cereza con borde violaceo y capa media.
Floral, con alguna nota de fruta madura, ligeros tostados y recuerdos de especias como el clavo y la nuez moscada.
Jugoso , con una fruta fresca con un punto de dulcedumbre y algun toque de jarabe y cacao, tiene un buen recorrido con un final con un sutil tostado.

Picota con ribete rosáceo, con un considerable anillo glicérico. Capa media-alta. Lágrima gruesa, limpia y abundante.
En nariz es un bomboncito: cacao, caramelo de fresa, frutas rojas y licor de menta.
En boca ataca con ambición, abarcando. En el paso se muestra glicérico, astringente, divertido. En la despedida encontramos una notable y agradable acidez.
Pese a no ser un vino delgado, invita a beber.
Curiosa imagen, con folclórica etiqueta acorde con el nombre del vino, de topos blancos sobre fondo rojo. El corcho sigue la línea y es de silicona, blanco con topos negros.
Un buen vino de corte moderno.