Mucha gente piensa en Antinori como sinonimo de solidos super-Tuscan y de chianti muy decente pero carente de emocion, aunque al fin incapaz de algo mas "tradicional". Y la verdad, es que Solaia y Tignanello labran practicamente toda la reputacion de Antinori. Pero este brunello, de esta añada, hara morder el polvo a quienes todavia hubiera por ahi que no den credito a la capacidad de la bogeda de hacer algo destacable en Montalcino.
Luego de 11 años desde la cosecha, el vino no tiene una sola nota de reduccion y ha desarrollado un dulce, intenso y complejo perfume a fruta roja y negra en confituras, de exacta madurez, con acentos de butterscotch, especias, lavanda, aguja de pino, caramelo, tabaco, tinta china, suaves ahumados, hierbas provenzales, chocolate de leche y sabra Dios que mas. Todo armoniza, y en boca su elegancia suprema lo hace facil de disfrutar con su tanicidad de cashmere, una fruta concentrada como un laser y una acidez de verdad excelente y sabores que se funden en un esplendido gesto que no puedo calificar mas que de joie de vivre. No dire a mis dos lectores la gloria del maridaje de esta noche, con esta botella, en Monterrey, Mexico. Pero les dire que la salida del vino, noble e intensa, invita, con urgencia, a otro sorbo, a otra botella, a otra noche, a Neruda, pero no a su Canto General, sino a nuestros Veinte Poemas y mi Cancion Desesperada.
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