Grata sorpresa

No me había encontrado con un monovarietal de picapoll hasta la fecha en que, en Andorra, me lo encontré en la carta de un restaurante altamente recomendable (Restaurant Gínjol, Carrer de la Unió, 11. AD700 Escaldes-Engordany, Andorra.

Allí decidimos catarlo por curiosidad.

Visualmente es de un color amarillo brillante, casi dorado, atractivo.

En nariz engaña, presenta un olor muy sutil para el gusto que tiene. Olor a hierba seca.

En boca es equilibrado pero potente, algo afrutado. Combinable con multitud de platos.

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